Ahora que se acercan los carnavales, es momento de visitar Venecia. En la capital de la región italiana del Véneto esta fiesta se reviste de una singular elegancia, siendo una de las celebraciones más conocidas del mundo. Este espectacular evento fue declarado en el siglo XIII Fiesta Oficial de la ciudad. Desde entonces no ha dejado de ganar popularidad en todo el planeta y cada año recibe a miles de visitantes.
Venecia es un estallido de emociones durante los diez días que dura su carnaval. La gente sale a la calle ataviada con bellísimos trajes de época y sus rostros escondidos tras una máscara, detalle que otorga al ambiente un toque de misterio y de seducción. Es muy habitual que los turistas se inmortalicen en una fotografía con los protagonistas de este refinado evento.
Durante el Carnaval de Venecia se programan variadas actividades y se organizan numerosas fiestas y bailes, aunque muchos de ellos son de carácter privado. Es una buena idea acercarse por las noches a la plaza de San Marcos, ya que en este punto de la ciudad siempre hay música y actuaciones en directo para todo el mundo durante los días de la fiesta.
Venecia, la ciudad del agua
Nos encontramos en una ciudad en la que hemos de movernos con transporte acuático, en los tradicionales vaporettos o en las románticas góndolas. Una ciudad flotante con más de 150 canales y alrededor de 400 puentes. Este atractivo destino irradia belleza y nos invita a explorar sus maravillosos palacios, museos y galerías y, de vez en cuando, hacer un alto en el camino para disfrutar de cualquiera de las terrazas de las cafeterías que podemos encontrar por todas partes.
Estamos en una ciudad mágica que nos envuelve en su romanticismo y está llena de rincones y lugares que nos impactarán. La fundación de este especialísimo lugar se remonta al año 421, cuando los habitantes del Véneto, expulsados por los ostrogodos, los lombardos y otros pueblos de origen germano, se refugiaron en estas tierras pantanosas cercanas a la desembocadura del río Po, donde fundaron la urbe que hoy visitamos.
Venecia nos invita a pasear por la plaza de San Marcos y a entrar en su catedral bizantina, o a viajar en góndola por sus canales dejándonos acompañar por la música de uno de los venecianos más ilustres: el compositor de “Las cuatro estaciones”, Antonio Vivaldi.
Pero Vivaldi no es el único gran nombre que ha dado Venecia a la historia. Destacan muchos otros, entre los que se encuentran el comerciante y explorador Marco Polo, uno de los primeros occidentales que viajaron por la ruta de la seda a China, o Giacomo Casanova, famoso amante, espía, intelectual y aventurero, conocido especialmente por sus conquistas amorosas.
En tierra firme
Bajamos de la góndola y nos dirigimos a tierra, porque es un placer pasear por esta ciudad, especialmente en las épocas de menor afluencia turística, que no son muchas, la verdad.
Nos acercamos a la plaza de San Marcos, el lugar emblemático sobre el que Napoleón Bonaparte dijo que era “el salón más bello de Europa”. Esta plaza está delimitada por edificios muy famosos: al fondo la fachada de la Basílica de San Marcos y también el Campanile (campanario), desde donde se divisaba la llegada de los barcos y se alertaba sobre los posibles incendios que sufría la ciudad. Es una magnífica opción subir para contemplar desde lo alto una completa panorámica de Venecia.
También deberíamos inmortalizar con una fotografía el Palacio Ducal y la Torre del Reloj, sin pasar por alto los edificios de las Procuradurías Viejas y Nuevas, que eran las sedes de los procuradores y magistrados encargados de los asuntos de la ciudad.
Otros puntos de visita obligada son, por ejemplo, la Galería de la Academia, donde disfrutaremos de las pinturas de Cannaletto, Carpaccio y Tiziano. La Scuola Grande di San Rocco, donde los amantes del arte se encontrarán con sus magníficas paredes y techos decorados por Tintoretto, quien se dedico a esta tarea durante más de veinte años. Y también resulta muy interesante hacer un recorrido por las numerosas iglesias de la ciudad. Existe un abono, llamado Chorus Pass, que se puede conseguir en cualquier iglesia y que permite visitar una buena cantidad de ellas en días diferentes. En este sentido también es aconsejable adquirir un billete turístico que nos permite utilizar diferentes transportes (casi todos acuáticos) para movernos por Venecia, además de acceso a algunos museos y lugares de interés. Se trata de la tarjeta City Pass, una idea práctica que nos resultará muy útil.
Alguna curiosidad sobre el nombre de esta ciudad
Llama la atención la existencia de un país sudamericano que debe su nombre a Venecia. Nos referimos a Venezuela, que significa “pequeña Venecia”. Por su parte, en la ciudad norteamericana de Los Ángeles existe un distrito llamado Venice que también cuenta con canales y góndolas. Hablando de góndolas, es momento de volver al agua para recorrer el Gran Canal.
El gran canal
Bautizado por los venecianos como el “canalazzo”, el Gran Canal tiene cerca de cuatro kilómetros de largo y una profundidad máxima de cinco metros. No es que sea mucha, pero más vale no caerse al agua.
En la orilla del Gran Canal nos encontramos con cerca de doscientos palacios, construidos desde los siglos XII al XVIII. El Rialto es el puente más antiguo y el que más sabor histórico ofrece al visitante de todos los que se encuentran en este punto de Venecia.
Por cierto, si decidimos viajar a esta ciudad italiana coincidiendo con el fin del verano, no nos podemos perder la Gran Regata, todo un espectáculo y una tradición que continua viva desde el siglo XI. Es una competición colorista y muy apasionada que le proporciona al Gran Canal la posibilidad de recuperar la grandeza de otros tiempos. También en época de carnaval se celebra la Regata del Silencio, el espectacular desfile de góndolas que es uno de los acontecimientos que marcan el fin de la celebración.
Saboreando una tapas en los bacari
A la hora de hacer un alto en nuestro paseo y picar alguna cosa, Venecia nos reserva muy gratas sorpresas, aunque hemos de ir con cuidado con los restaurantes que se encuentran en la plaza de San Marcos, ya que sus precios son bastante elevados. No nos olvidemos de que esta ciudad le sabe sacar buen provecho a sus encantos turísticos.
Una buena idea es ir de tapas. Sí, de tapas por la ciudad de las góndolas. Para este cometido tenemos los bacari, pequeños bares típicos en los que se suele consumir en la barra y se toman unos ricos aperitivos acompañados de buenos vinos. Encontraremos una gran variedad de deliciosas tapas. Las hay para todos los gustos: de pulpo, calamares, gambas… También pequeños bocadillos con diferentes tipos de ingredientes o albóndigas de carne o arroz, entre otras muchas.
Unas compras antes de marchar
No podemos dejar Venecia sin hacer algunas compras. En este capítulo hemos de tener en cuenta las atractivas ofertas de productos locales, como el famoso cristal de Murano, que se elabora desde el siglo XIII y es conocido y apreciado en todo el mundo. Y ya que estamos en época de carnaval, estaría bien volver a casa con una bonita máscara en la maleta. La variedad es increíble y todas son preciosas. Además, muchas de ellas suelen estar a buen precio.
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