Valparaíso está ubicada en la costa suroeste de Sudamérica, a 120 kilómetros al noroeste de Santiago de Chile, la capital del país.
Estamos en la ciudad que contiene el puerto más importante de Chile. Cuenta con una estructura urbanística y arquitectónica única en el mundo y muy peculiar. Su centro histórico fue reconocido en 2003 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Visitamos una ciudad llena de historia y nostalgia. Una bahía natural que nos recuerda a un anfiteatro que mira directamente al Pacífico.
Un poco de historia
Es una de las poblaciones más antiguas, con una historia que se remonta a 1536. Su nombre original era Bahía de Quintil, pero fue rebautizada como Valparaíso por su descubridor, Juan de Saavedra, en honor a su localidad natal llamada Valparaíso de arriba que, curiosamente, se encuentra en la provincia de Cuenca, en España.
Pancho es el otro nombre (este mucho más familiar) con el que se conoce a la ciudad. Cuenta la tradición que alrededor del año 1846 se iniciaba la construcción de la iglesia de San Francisco. Se ubicaba en una colina en la que sobresalía una torre que guardaba la maquinaria de un reloj y cuatro grandes esferas que podían divisarse desde cualquier situación, especialmente desde el mar. Los marineros, que tenían como referencia obligada este campanario, cuando recalaban en la bahía solían gritar: ¡allí está Pancho!
Antiguamente los piratas eran unos habituales de este punto del planeta. Corsarios ingleses y holandeses, como Sir Francis Drake o Thomas Cavendish, saquearon Valparaíso apropiándose del oro enviado del Perú. Ese fue el motivo de que se construyera el primer reducto fortificado colonial, llamado el Castillo Viejo. Más tarde se declaró a la ciudad Plaza Militar con diferentes fortalezas, como el Castillo de San José, donde residía el gobernador de la población.
Actualmente, el puerto de Valparaíso es el más emblemático de Chile. A él llegan barcos de carga de todo el mundo y también cruceros turísticos a lo largo del verano. Es uno de los puertos base de la Armada chilena.
A los más noctámbulos les gustará saber que en este punto de la ciudad se pueden encontrar bares y hoteles donde originalmente se alojaban los antiguosmarineros. La vida nocturna es muy intensa y variada en esta zona.
La vuelta al mundo sin salir del centro
Uno de los principales atractivos de Valparaíso es su original arquitectura. El hecho de que los edificios coloniales españoles se fusionaran con otros estilos europeos, especialmente el victoriano que llevaron los inmigrantes británicos, ha dado como resultado un trazado de la ciudad con un aspecto único y absolutamente personal.
Estos diferentes estilos arquitectónicos conviven con toda naturalidad, luciendo sus variados materiales y formas. Preciosos miradores, escaleras de mármol junto a pequeñas casas, enormes mansiones, increíbles callejones, edificios multicolores que desafían la gravedad… ¡No pararemos de hacer fotografías!
Nos encontramos en una ciudad muy cosmopolita. El propio Neruda dijo que “recorrer Valparaíso equivale a dar una vuelta al mundo”. Alemanes, franceses, ingleses, italianos, yugoslavos y muchos otros convirtieron este rincón del globo en su residencia.
Aprovechando que volvemos a citar al poeta, nombrado Hijo Ilustre de Valparaíso en 1970, es obligada una visita a su casa museo, La Sebastiana, decorada por él mismo con materiales reciclados. Neruda bautizó este lugar en honor a Sebastián Collado, el español que lo construyó. Se encuentra en la calle Ferrari, número 692, y puede visitarse tanto por las mañanas como por la tarde. ¡Ah!, es importante no acercarse un lunes, ya que es el día escogido para mantener la casa cerrada.
El encanto de los ascensores
Uno de los aspectos más sorprendentes de esta bonita ciudad chilena, además de constituir la forma más original de moverse por ella, son los famosos ascensores o funiculares de Valparaíso.
Debido a que la población está sobre colinas muy empinadas, muchos sectores de la ciudad son inaccesibles con los medios de transporte colectivos. Este es el motivo de que los populares funiculares cumplan la función de comunicar la parte más alta de la ciudad con el resto de zonas. Actualmente se han convertido en todo un símbolo y referente turístico de Valparaíso. Por cierto, el primero de estos ascensores se puso en funcionamiento en el año 1883. En la década de 1930 estuvieron operativos 30 ascensores, de los cuales 16 han sido declarados Monumentos Históricos, incluyendo a los 6 en activo actualmente.
Gastronomía poética
Esta animada ciudad ofrece una gran variedad de bares y restaurantes estupendos y muy concurridos. No hace falta ser un lince para adivinar que su gastronomía local también está impregnada de la poesía de Pablo Neruda.
El bautizado como Litoral de los poetas es una zona de pueblos balneario de obligada visita. Se sitúa a unos 80 kilómetros al sur de la ciudad y en este punto nos encontramos con un buen número de restaurantes que, con diferentes detalles, hacen permanente homenaje al espíritu “nerudiano”. El Coquetelón, por ejemplo, es el cóctel que Neruda preparaba para recibir a sus invitados. Pedirlo y saborearlo en un local de Valparaíso es toda una experiencia.
Acabamos con una recomendación gastronómica para aquellos que, además de calidad, buscan cantidad. La Chorrillana es un plato que pondrá a prueba a los estómagos más resistentes. Sobre el origen de la receta existen diferentes versiones, pero una de las más extendidas lo sitúa en un mítico local frecuentado por la bohemia porteña de Valparaíso. Al parecer, se creó para los noctámbulos que querían recuperar fuerzas después de la fiesta. Se prepara con abundante carne, cebolla, patatas y huevos.
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Termina nuestro viaje por Valparaíso. Es posible que ya comience a atacarnos la nostalgia de los recuerdos de nuestro paseo por este singular punto del planeta. Podemos combatirla leyendo algunos libros del poeta y viendo películas como “El cartero y Pablo Neruda”. Si esto no funciona, siempre podemos volver…
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