Morella forma parte de la agrupación de los Pueblos más bonitos de España. Fue galardonada en el año 2011 con el Premio Patrimonio a las ciudades Patrimonio de la Humanidad de España, por la preservación, recuperación y mantenimiento de su casco histórico.
Rodeado de más de 2 kilómetros de murallas medievales, y con un gran patrimonio gótico, el Pueblo de Morella se levanta sobre un enorme Peñón, coronado por su imponente castillo. Se puede divisar desde kilómetros de distancia. Pero también su privilegiada posición la convierte en la gran atalaya de la serranía que lo alberga. La sierra de Morella, o el Maestrazgo castellonense, frontera entre las provincias de Castellón y Teruel.
Su estratégica posición lo ha convertido en escenario de legendarias batallas. En el año 1084 Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid Campeador, capitaneaba las tropas de la Taifa de Zaragoza contra la coalición de la Taifa de Lérida y el rey de Aragón Sancho Ramírez. Pese a la victoria del Cid, nunca consiguió entrar en la ciudad, entonces bajo dominio de la taifa de Lérida.
También fue un enclave fundamental durante las Guerras Carlistas. Los carlistas consideraban Morella como el punto fundamental en el paso entre Aragón y Valencia y para dominar las tierras del Maeztrazgo y el Bajo Ebro. Así la ciudad fue tomada en en 1838 por las tropas carlistas de Ramón Cabrera, conocido como el Tigre del Mestrazgo, y nombrado Conde de Morella, título que el petendiente a la corona, Carlos María Isidro de borbón creó para él.
Sin embargo las tropas isabelinas, conocedoras de la importancia del terreno sitiaron en mayo de 1840 la ciudad, y tras el asedio y la conquista, hicieron huir a Cabrera a Cataluña primero, y después a Francia. Se consideró una victoria fundamental para los liberales y propició el fin de las hostilidades en el bajo Aragón.
La ubicación estratégica de Morella, no responde sólo a su enclave prominente desde donde se domina la región, sino también a la riqueza natural de sus parajes y sus tierras. Grandes arboledas y bosques de arces, olmos, nogales, varios tipos de pinos… surcados por una enorme variedad de aves y habitado por una diversidad de fauna entre la que destaca el jabalí y la Cabra Hispánica. La hicieron un lugar atractivo para celtas, visigodos, los cartagineses intentaron sin existo su dominio. De estas tierras surgen algunos productos gastronómicos y naturales de enorme reconocimiento. La miel, la cecina, quesos y sobretodo la trufa negra. Conocido como el oro negro morellano, delicia de su gastronomía y su tradición acompaña, y envuelve en su aroma y su sabor, muchos de los platos típicos de la región.
Existen a 6 kilómetros de la ciudad vestigios importantes de Arte rupestre las cuevas de Morella, que forman parte del conjunto de arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica, la mayor manifestación de arte rupestre de Europa, que se extiende desde Cataluña hasta Andalucía Fueron declaradas en su conjunto como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que suponen un alegato esencial de las formas de vida primitivas. Además las cuevas celebran este año 2017 el centenario de su descubrimiento y del primer estudio que se realizó de ellas por el Profesor Eduardo Hernández Pacheco.
Morella, levantado sobre la misma roca, el pueblo se edifica en calles escalonadas, empedradas, que te transportan al siglo XIII. De esa época data los primero vestigios del castillo que corona la población, o el antiguo acueducto que aún se puede apreciar en una de las entradas de Morella, también la maravillosa Basílica Arciprestal Santa María La Mayor, del siglo XIV es el ayuntamiento o el convento de Sant Francesc, que da entrada al castillo. Palacetes y casas señoriales, ermitas e iglesias, conforman el interior de los muros de esta hermosa población que recorre y condensa parte de la historia de España. Su calle principal, la Carrer de Santa Julia, cruza buena parte de Morella, y sirve para viajar a través de sus productos artesanales, regionales, y gastronómicos, en ella principalmente, aunque en todo el pueblo, encontraremos todo tipo de restaurantes, bares, tiendas de artículos regionales, alpargatas hechas a mano, las mencionadas trufas, miel… Todo esto convierte a Morella en un destino de un enorme atractivo gastronómico, cultural, histórico, pero también natural, rodeado de hermosos parajes y rutas de senderismo.
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