​Samarcanda: los atractivos de una de las ciudades más antiguas del mundo

Esta ciudad, ubicada en el corazón de Uzbekistán, forma parte de la Ruta de la Seda, la antigua ruta comercial que conectaba Oriente y Occidente
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Samarcanda, una joya ubicada en el corazón de Uzbekistán, es un crisol de culturas que ha atraído a viajeros, comerciantes y sabios durante más de dos milenios. Conocida por ser una de las ciudades más antiguas del mundo aún habitadas, forma parte de la Ruta de la Seda, la antigua ruta comercial que enlazaba China con el Mediterráneo. Históricamente, ha sido punto de encuentro para los viajeros que transitaban entre Oriente y Occidente. Su posición estratégica en este antiguo corredor comercial no solo facilitó el intercambio de sedas y especias, sino que también propició una rica fusión de culturas, conocimientos y religiones.

La ciudad, con su mezcla única de influencias persas, turcas, indias y mongoles, refleja un legado arquitectónico y cultural que pocas ciudades en el mundo pueden igualar. Designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Samarcanda captura la esencia de la Ruta de la Seda más que cualquier otro lugar en Uzbekistán. La ciudad no solo ha sido un testigo silencioso de imperios que se levantaron y cayeron, sino que ha sido una participante activa en la escritura de la historia de la humanidad.

Aquí visitamos algunos de los tesoros más emblemáticos de Samarcanda.

Registan (2)

Registan: el corazón de Samarcanda

La plaza Registan, que literalmente significa "lugar de arena", ha sido el centro de la vida pública de Samarcanda desde el tiempo de Tamerlán. Este imponente complejo es famoso por sus tres madrasas: Ulugh Beg, Sher-Dor y Tilla-Kori, cada una un prodigio de diseño islámico. Las fachadas de las madrasas están ricamente adornadas con azulejos de mosaico que brillan bajo el sol de Asia Central, representando una variedad de motivos geométricos y caligráficos. Ulugh Beg, construida por el nieto de Tamerlán y destacado astrónomo, alberga no solo salones de estudio sino también un observatorio que fue crucial para el desarrollo de la astronomía medieval. Hoy día, la plaza Registan sigue siendo un lugar de reunión popular para eventos culturales y festivales.

Guremir

Mausoleo de Gur-e-Amir: monumento a un conquistador

El Mausoleo de Gur-e-Amir es una obra maestra de la arquitectura islámica y el lugar de descanso final de Tamerlán, el fundador del imperio timúrida. Con su cúpula de color azul turquesa que se eleva majestuosamente en el horizonte, el mausoleo es un símbolo de poder y fe. El interior está exquisitamente decorado con mármoles y onix, y las paredes están incrustadas con piedras preciosas. Este mausoleo no solo es un testimonio de la arquitectura timúrida sino también un recordatorio del legado de Tamerlán, cuyo imperio se extendió desde Asia Central hasta las puertas de Europa.

Shah i Zinda

Shah-i-Zinda: la calle de los mausoleos

Shah-i-Zinda, que significa "El Rey Vivo", es un complejo sagrado que alberga una sucesión de mausoleos y tumbas que datan de los siglos XI al XIX. Este sitio es particularmente famoso por sus azulejos de cerámica, que presentan un espectro de azules y turquesas, y por su significado espiritual, ya que se cree que alberga la tumba del primo del Profeta Mahoma. Los visitantes de Shah-i-Zinda pueden caminar a lo largo del corredor ceremonial, admirando las intricadas fachadas y la artesanía excepcional que relata el legado de las familias nobles y líderes religiosos enterrados aquí.

Mezquitabibi

Mezquita Bibi-Khanum: un regalo de amor y devoción

La mezquita Bibi-Khanum, una de las más grandes del mundo en su tiempo, fue ordenada por Tamerlán tras una de sus campañas en India. La leyenda dice que fue construida en honor a su esposa favorita, Bibi-Khanum. Aunque deteriorada por el tiempo y los terremotos, la mezquita ha sido parcialmente restaurada y sigue siendo un testimonio del amor y la devoción. Los visitantes son recibidos por su enorme portal y el vasto patio, rodeado de altos minaretes y una impresionante cúpula. Dentro, los pilares y muros aún ostentan fragmentos de los azulejos que alguna vez narraron versos del Corán a sus visitantes.

La visita a Samarcanda es un viaje a través del tiempo, donde cada piedra y cada mosaico cuentan historias que nunca dejan indiferente a ningún viajero.

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