Cuando planeamos un viaje, entre la elección del destino, el hotel o los lugares a visitar, se nos olvida en ocasiones el cuidado del cabello, incluso teniendo en cuenta que vamos a un país donde el agua es insalubre y el clima totalmente diferente al de nuestra ciudad. Dos productos que no deben faltar nunca en la maleta son el protector de keratina y los champús sólidos, también por una cuestión de espacio. Además, los amenities de baño que encontramos en los hoteles suelen ser genéricos, no específicos para nuestro tipo de cabello.
Una preocupación cada vez que viajamos está en el tamaño de los productos de belleza o aseo que guardamos en la maleta, además de que estén bien cerrados y que no se viertan. Por ello los champús sólidos son una gran solución: “Además de esto, si vamos a estar en ese destino durante un largo tiempo, este tipo de champús aguantan sin ningún problema, siempre y cuando los enjuaguemos bien antes de guardarlos y queden expuestos al aire libre hasta que sequen completamente, momento en el que ya podemos guardarlo en su jabonero cerrado” – nos cuenta María García, responsable de experiencia de cliente de la firma sevillana de champús sin sulfatos Dalire.
También los protectores de queratina son fundamentales si vamos a un destino con un clima que pueda dañarlo, ya que combate esos problemas formando una barrera protectora alrededor del cabello, reduciendo el encrespamiento para mantener su suavidad y brillo: “En general, lo mejor es llevar formatos que nos faciliten las cosas sin sobrecargar nuestro equipaje. Si por ejemplo tenemos la suerte de ir al Caribe en los meses más calurosos, el protector de keratina no sólo protegerá el cabello del sol directo, también lo nutrirá una vez lavado y eliminada toda el agua salada”.
Los champús sólidos, los más viajeros
Tina Wilssems, cofundadora junto a Filip Van de Di Oleo, explica el éxito de los champús sólidos porque además nos remite a un trabajo artesano y tradicional tal y como se hacían antiguamente en las casas de muchos pueblos de España: “No gustan únicamente por ser compactos y fáciles de transportar, hay muchas personas que gustan de los jabones en pastilla y el hecho de ver un champú en ese mismo formato, les hace comprarlo ya que además acostumbran a tener aromas, cortes y texturas diferentes”.
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