​El castillo de Frederiksborg: un tesoro renacentista en Dinamarca

Esta magnífica construcción histórica se encuentra en Hillerød, una encantadora población ubicada a unos cuarenta kilómetros al norte de Copenhague
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Nos acercamos hasta Dinamarca, un país de impresionantes paisajes, vibrantes ciudades y rica historia. Desde las coloridas casas del puerto de Nyhavn en Copenhague hasta las tranquilas playas de Jutlandia, este pequeño país escandinavo nos ofrece una diversidad de experiencias inolvidables. Sin embargo, más allá de su capital y su innegable encanto, se esconde una joya arquitectónica que no puede pasarse por alto: el castillo de Frederiksborg, el más grande de Escandinavia, situado en la pintoresca ciudad de Hillerød.

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Hillerød, ubicada a unos 40 kilómetros al norte de Copenhague, es una encantadora ciudad que combina la tranquilidad de la vida suburbana con la majestuosidad de su patrimonio histórico. Llegar a Hillerød desde la capital es sencillo, ya que está bien conectada por trenes y autobuses que parten regularmente desde la estación central de Copenhague. Este trayecto, que dura aproximadamente 40 minutos, nos llevará a través de paisajes verdes y serenos, preparándonos para el impresionante espectáculo que nos espera en el castillo de Frederiksborg.

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El castillo de Frederiksborg, construido en el siglo XVII, es un deslumbrante ejemplo de la arquitectura renacentista danesa. Encargado por el rey Christian IV, uno de los monarcas más destacados de Dinamarca, este castillo no solo fue concebido como una fortaleza, sino también como una declaración de poder y riqueza. Su construcción comenzó en 1602 y se completó en 1620, con la intención de ser una residencia real y un símbolo del auge de la monarquía danesa.

A lo largo de los siglos, el castillo de Frederiksborg ha sido testigo de numerosos eventos históricos. Fue el escenario de coronaciones y ceremonias importantes hasta el siglo XIX. En 1859, un devastador incendio destruyó gran parte del castillo, pero gracias al apoyo del filántropo J. C. Jacobsen, fundador de la cervecería Carlsberg, fue restaurado meticulosamente y transformado en un museo nacional de historia en 1878.

El diseño del castillo es un verdadero testimonio de la grandiosidad del Renacimiento. Rodeado por un lago tranquilo y hermosos jardines barrocos, el castillo se erige majestuoso con sus torres y chapiteles que se reflejan en las aguas circundantes. La entrada principal nos recibe adornada con esculturas detalladas y ornamentación elaborada, mostrándose casi como un anuncio de la opulencia que vamos a encontrar en su interior.

Al entrar, somos recibidos por una serie de salas que exhiben una impresionante colección de arte y mobiliario histórico. La Capilla de Frederiksborg, con su intrincado techo de estuco y su órgano renacentista, es uno de los puntos culminantes del recorrido. Esta capilla no solo ha servido como lugar de culto, sino también como escenario de la investidura de varios monarcas daneses.

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El órgano en la capilla del castillo es uno de los pocos órganos renacentistas que aún funcionan en Dinamarca. Construido en 1610 por el organista Esaias Compenius, sigue siendo utilizado para conciertos y ceremonias especiales.

El castillo de Frederiksborg alberga el Museo de Historia Nacional de Dinamarca, una vasta colección que narra la historia del país desde la Edad Media hasta la actualidad. A través de retratos reales, tapices, muebles y objetos de arte, podemos seguir la evolución de la monarquía danesa y la historia cultural del país.

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Una de las galerías más impresionantes es la Gran Sala, o Salón de Audiencias, que está decorada con exquisitos tapices que representan escenas de la historia danesa. Además, el museo cuenta con una vasta colección de retratos reales, incluyendo los de los famosos reyes y reinas de Dinamarca, así como pinturas que documentan eventos históricos clave.

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No se puede hablar del castillo de Frederiksborg sin mencionar sus jardines. Diseñados en estilo barroco, los jardines del castillo son una obra maestra en sí mismos. El jardín formal, con su disposición geométrica, parterres de flores, fuentes y estatuas, ofrece un lugar ideal para pasear y disfrutar de la tranquilidad. Los jardines están divididos en varias secciones, cada una con su propio encanto y diseño único. Durante la primavera y el verano, los jardines se llenan de colores vibrantes y fragancias, haciendo que la visita sea aún más memorable.

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Finalizamos nuestra visita con un agradable paseo por el patio del castillo. Aquí, la fuente de Neptuno es una de las características más notables. La fuente simboliza el poder y la grandeza de la monarquía danesa. La versión actual es una reconstrucción, ya que la original fue llevada a Suecia como botín de guerra en el siglo XVII. Sin duda, la contemplación de la fuente de Neptuno nos ofrece un magnífico final para este paseo por uno de los castillos más impresionantes de Dinamarca.

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