​Emerald, el lago de color esmeralda

Nos dirigimos al Parque Nacional Yoho, en la provincia de Columbia Británica, en Canadá. Allí, rodeado por las imponentes Montañas Rocosas, se encuentra nuestro protagonista: el espectacular lago Emerald. 

El Parque Nacional Yoho, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad, es un vasto territorio de más de 1.300 kilómetros cuadrados que alberga algunos de los paisajes más impresionantes y diversos de toda América del Norte. 

Este parque, cuyo nombre significa "asombro" en la lengua de los pueblos nativos ‘cree’, es un paraíso para los amantes del aire libre y nos ofrece una amplia gama de actividades para disfrutar durante todo el año. Desde picos nevados y glaciares hasta densos bosques de coníferas y cristalinos ríos y lagos, el Parque Nacional Yoho es un tesoro de biodiversidad y una ventana a la belleza natural del oeste de Canadá. 

Dentro de este impresionante paisaje, el lago Emerald es un destino destacado. Su nombre, "Esmeralda", hace referencia al bellísimo color de sus aguas cristalinas, que juegan con una rica paleta de tonos verdes y crean un espectáculo visual encantador. 

El agua del lago se alimenta de los glaciares que se encuentran en lo alto de las montañas circundantes. El color característico del lago se debe a las partículas de roca molidas, conocidas como "polvo de roca", que se mezclan con el agua y refractan la luz de manera única, creando esa tonalidad tan distintiva. Este fenómeno natural es una verdadera maravilla de la geología que nos deja maravillados. 

El acceso al lago Emerald es una aventura en sí misma. Hemos de recorrer senderos serpenteantes a través del Parque Nacional Yoho, rodeados de densos bosques de coníferas y escarpadas montañas cubiertas de nieve. Sin embargo, cada paso vale la pena cuando se llega al destino final: un oasis de tranquilidad y serenidad que parece sacado de otro mundo. 

Una de las mejores maneras de experimentar la magnificencia del lago Emerald es a través de un tranquilo paseo en bote. Podemos alquilar canoas o kayaks y remar suavemente sintiendo la fresca brisa de la montaña. Los más aventureros también pueden optar por realizar una caminata hasta el mirador cercano, donde serán recompensados con vistas panorámicas impresionantes del lago y todo su entorno. 

Además de su deslumbrante belleza natural, el lago Emerald también ofrece una amplia gama de actividades para disfrutar durante todo el año. En invierno, cuando el paisaje se cubre de un manto blanco de nieve, el lago se convierte en un paraíso para los amantes del esquí de fondo y el ‘snowshoeing’ (raquetas de nieve). Los senderos se transforman en pistas de aventura que invitan a explorar los alrededores de una manera totalmente nueva, rodeados de la tranquila calma del invierno. 

En verano, el lago Emerald cobra vida con la actividad. Con el buen tiempo, resulta un placer explorar los numerosos senderos que serpentean a lo largo de las orillas del lago y adentrarse en el exuberante bosque, descubriendo cascadas escondidas, prados alpinos y vistas panorámicas que quitan el aliento en cada paso del camino. Aquellos que buscan una experiencia más relajada pueden simplemente pasear por la orilla del lago, empapándose del sol y disfrutando de un tranquilo picnic en plena naturaleza. 

Si queremos prolongar nuestra estancia en el lago Emerald, el Parque Nacional Yoho ofrece una variedad de opciones de alojamiento que van desde campamentos hasta cómodas y pequeñas casas en el corazón de la naturaleza. Pasar la noche bajo un cielo estrellado y despertarse con el suave murmullo del lago es una experiencia verdaderamente inolvidable. 

A pesar de su aparente tranquilidad, las aguas del lago albergan una rica diversidad de vida acuática, incluyendo truchas y otros peces de agua dulce, así como una variedad de insectos y crustáceos. Este ecosistema vibrante y dinámico nos recuerda la importancia de conservar y proteger estos preciosos hábitats naturales para las generaciones futuras. Una visita al lago Emerald no solo es una aventura fascinante y un encuentro con la naturaleza, sino también una oportunidad para aprender y apreciar la delicada interconexión de la vida en nuestro planeta.