Nos dirigimos a Bélgica, una nación europea que despierta nuestra curiosidad gracias a su rica historia y su arquitectura impresionante, sin olvidarnos su delicioso chocolate y su cerveza mundialmente famosa. Situada en el corazón de Europa, Bélgica es conocida por su diversidad cultural y lingüística. El país está dividido en tres regiones principales: Flandes, Valonia y la región de Bruselas-Capital. En Valonia, la más extensa de las tres y predominantemente francófona, se encuentra el destino que hemos venido a conocer: el encantador pueblo medieval de Durbuy.
Durbuy está ubicada a unos 45 kilómetros al sureste de Lieja, una ciudad belga rica en historia y patrimonio. Además, si nos encontramos en la bulliciosa Bruselas, la capital del país, nos interesa saber que nos separan de Durbuy unas dos horas de trayecto. Sin embargo, a pesar de su proximidad a las principales ciudades, Durbuy parece estar suspendida en el tiempo y atrapada en la magia de la Edad Media.
En la época medieval, Durbuy fue un importante centro comercial que contribuyó significativamente a la economía de la región. La prosperidad de la ciudad le valió el título de "ciudad" en el siglo XIV, y desde entonces ha mantenido su encanto histórico. El casco antiguo de Durbuy, rodeado por el río Ourthe, está salpicado de calles adoquinadas, casas de piedra con fachadas pintorescas y plazas empedradas que evocan una atmósfera única y nostálgica.
Una de las joyas arquitectónicas más destacadas de Durbuy es el castillo feudal que se muestra majestuoso sobre la colina. Este imponente edificio, con sus torres y murallas, cuenta la historia de las batallas pasadas y los eventos que dieron forma a la región. Explorar sus pasillos y subir a las torres ofrece una vista impresionante del paisaje circundante, una experiencia que nos transporta a otros tiempos.
El encanto de Durbuy no reside solo en sus monumentos históricos, sino también en sus encantadoras tiendas y restaurantes. Las pequeñas tiendas locales ofrecen productos artesanales, desde joyería hasta textiles. Además, los restaurantes del lugar sirven delicias culinarias belgas que incluyen platos tradicionales y exquisitos chocolates. La ciudad alberga chocolaterías locales que ofrecen una amplia variedad de pralinés, trufas y bombones belgas artesanales.
Algunos de los restaurantes de este punto de Bélgica han ganado reconocimiento por su excelencia culinaria. En Durbuy, la gastronomía local es una experiencia deliciosa que refleja la rica tradición culinaria belga. Entre los platos típicos que destacan en los menús de los restaurantes locales, el "Waterzooi", un guiso flamenco que suele prepararse con pollo o pescado, cocido lentamente en una sopa espesa a base de crema y caldo. Su sabor cremoso y reconfortante es una muestra de la maestría culinaria valona.
Otro manjar que no podemos pasar por alto es el "Stoemp", un plato que combina puré de patatas con verduras cocidas, generalmente zanahorias y puerros. A menudo se sirve acompañado de salchichas belgas, creando una combinación sabrosa y muy apetecible. Este plato representa la simplicidad y la autenticidad de la cocina belga, con ingredientes frescos que resaltan los sabores naturales.
Durbuy, a pesar de su tamaño modesto, ha ganado renombre como uno de los destinos turísticos más encantadores de Bélgica. Durante todo el año, sus calles se llenan de eventos y festivales que atraen a numerosos visitantes. Entre los más destacados se encuentra su tradicional mercado de Navidad y las celebraciones medievales. En verano son los festivales los que llenan el ambiente con música y animación.
La naturaleza que rodea a Durbuy también contribuye a su atractivo. El paisaje exuberante, con ríos y los bosques frondosos, proporciona un escenario espectacular para la población. Los amantes de la aventura encuentran en los alrededores oportunidades para practicar actividades al aire libre como senderismo, ciclismo y kayak, aprovechando al máximo la belleza natural de la región.
Sin duda, Durbuy es un pintoresco pueblo medieval repleto de posibilidades y sorpresas, una pequeña ciudad valona que se precia de exhibir sus encantos a aquellos que se deciden a descubrir este rincón mágico de Bélgica.
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