Viajamos hasta Suecia. Nuestro destino se encuentra en la costa sureste del país, a bastante distancia (más de seiscientos kilómetros) de Estocolmo, la capital. Buscamos un punto cercano a la ciudad de Ystad, en la provincia de Escania. Nuestro protagonista es uno de los lugares más visitados y apreciados por los suecos, y también por numerosos turistas. Estamos en las Piedras de Ale.
Las Piedras de Ale forman un enigmático conjunto megalítico prehistórico cuyo propósito y origen sigue siendo un misterio. Está formado por 59 grandes bloques de granito que se encuentran dispuestos en forma de barco, en un espacio de cerca de setenta metros de largo y unos veinte de ancho. La imagen que ofrecen es impresionante, pues se trata de bloques colosales de varias toneladas de peso que, en algunos casos, llegan a alcanzar hasta cuatro metros de altura.
Existen diferentes teorías que intentan responder al motivo de la existencia de las Piedras de Ale. Se cree que el gran monumento megalítico fue construido en la Edad del Hierro con el fin de ser utilizado con fines ceremoniales y religiosos. Sin embargo, también se apunta a que podría haber sido un lugar destinado a enterramientos.
Sea cual sea el objetivo de su creación, lo cierto es que las Piedras de Ale se ha convertido en un punto muy popular en Suecia, además de ser muy apreciado por valor histórico y arqueológico.
Las Piedras de Ale se encuentran sobre la cima de una colina con vistas al mar Báltico. El entorno es espectacular y la bella panorámica se ha convertido en una de las principales razones por las que muchas personas visitan el lugar. Pero también posee otros atractivos, como la posibilidad de practicar senderismo. La colina en la que se encuentra el conjunto megalítico dispone de varios senderos para realizar caminatas y paseos en bicicleta. También son muchos los que se acercan hasta este punto de Suecia atraídos por las aves costeras que, especialmente durante la primavera y el otoño, visitan el lugar.
Otro de los alicientes que supone visitar las Piedras de Ale es descubrir el pequeño pueblo pesquero de Kaseberga. Se encuentra situado en la base de la colina y es un lugar encantador con un pintoresco puerto y casas de madera. La población invita a un paseo tranquilo y plácido por sus pequeñas calles y cuenta con algunos restaurantes en los que se puede degustar buen marisco y pescado fresco del que se captura en aguas cercanas.
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