Buscamos un destino en el que las pirámides son protagonistas. No estamos en Egipto, ni vamos a hablar del extraordinario conjunto de las pirámides de Giza, un prodigio arquitectónico, construido hace más de 2.500 años, en el que destacan Keops, Kefrén y Micerinos. En realidad, estamos en la orilla este del río Nilo y nuestro objetivo se encuentra en Sudán, a unos doscientos kilómetros de distancia de Jartum, su capital.
Nos acercamos hasta Nubia, una región situada al sur de este país del continente africano que en la antigüedad fue un reino independiente y muy floreciente, una tierra codiciada por los faraones egipcios, algo que se explica por la abundante presencia de oro y otros metales en este lugar del planeta. Además, para los antiguos egipcios, Nubia era un paso y un vínculo necesario que les conectaba con las riquezas del sur de África.
Tras conocer el fuerte vínculo entre Nubia, la dinastía de los faraones negros, y el Antiguo Egipto no es de extrañar que nuestro fin en este viaje sea descubrir pirámides, increíbles construcciones, hoy en día algo olvidadas, que reposan desde hace cientos de años en una antigua ciudad sudanesa llamada Meroe.
En el pasado, concretamente desde que comenzó a decaer la gloria de la ciudad de Meroe, las numerosas pirámides de este punto de Sudán fueron abandonadas y, con el paso del tiempo, acabaron cubiertas por la arena del desierto. Afortunadamente, aquel tesoro enterrado fue descubierto en los inicios del siglo XVIII por Cailliaud, un geólogo y naturalista francés que realizó diferentes exploraciones por Nubia.
Al salir a la luz aquel tesoro olvidado, muchas de las pirámides del gran conjunto monumental fueron saqueadas e incluso destruidas. Por suerte, algunas de ellas aún quedan en pie en la actualidad, dibujando un paisaje espectacular en el árido desierto.
Las pirámides de Meroe, catalogadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, son monumentos conmemorativos levantados con bloques de arenisca que en su conjunto muestran una majestuosa necrópolis compuesta por unas cuarenta pirámides. Tienen la peculiaridad de que la tumba real se encuentra bajo el monumento, y no en su interior.
Una visita a este punto de Sudán resulta apasionante. En el paseo es fácil encontrarse con algunos camelleros que ofrecen paseos por la zona. También son habituales los artesanos que venden sus productos a los turistas que se acercan hasta Meroe. Además, este escenario ofrece dos espectáculos naturales que vale la pena disfrutar: el amanecer y la puesta de sol, bellas imágenes que quedarán para siempre en nuestro recuerdo.
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