​Bahía Creek: una playa secreta para descubrir

La costa atlántica de Argentina se caracteriza por sus inmensas playas, donde es posible disfrutar de la belleza del mar en todo su esplendor. Son 4.800 kilómetros de costa, y las playas menos conocidas y en mayor estado puro se encuentran en la Patagonia. 

Emprendí mi viaje en la ciudad de Trelew, en la provincia de Chubut, donde a través de la ruta nacional 3, llegué a la provincia de Río Negro. 

A 135 kilómetros de la ciudad de Viedma, capital de Río Negro, y en la costa norte del golfo San Matías, se encuentra la localidad costera de Bahía Creek, uno de los lugares más tranquilos de la Patagonia. Según el último censo, tiene una población de 5 habitantes. Esta zona de acantilados bajos, con médanos y amplias playas de arena es un verdadero paraíso secreto. 

Llegamos a Bahía Creek por la ruta provincial 1 desde Viedma, donde 60 kilómetros son de asfalto y 75 de ripio. Bahía Creek se destaca por sus hermosas playas de arena, donde los acantilados dan paso a una bellísima bahía de agua clara, rodeada de médanos. Es un lugar para descansar, alejado de los grandes centros turísticos. 

Esta zona de Río Negro se caracteriza también por tener las aguas más cálidas de Argentina (alrededor de 20 C°), debido a la corriente de Brasil. El marco natural de Bahía Creek hace que sea uno de los destinos más interesantes para descubrir en la Patagonia. 

Bahía Creek es un pueblo de apenas tres cuadras que cuenta con casas pequeñas y discretas, y se destaca por sus calles en barranca. La vista que se obtiene arriba del pueblo es muy linda. El mar azul del golfo San Matías nos da la bienvenida. El pueblo está rodeado de médanos y el paisaje es surrealista, digno de un escenario cinematográfico. Los pocos habitantes que tiene Bahía Creek se dedican en su mayoría a la pesca. Aquí existe un gran sentido del esfuerzo y la capacidad humana para sobrevivir en lugares remotos. 

No hay luz y cada vecino se la provee con generadores o paneles solares. Además, el agua dulce se encuentra a 30 metros debajo del suelo. Aún hoy en día muchos vecinos juntan agua de la lluvia. En Bahía Creek tenemos la sensación de estar en la Patagonia más virgen. Caminar por la soledad de sus playas nos invita a recorrer muchas veces un terreno inexplorado. La zona también cuenta con la maravillosa fauna de las costas patagónicas, especialmente ballenas y toninas overas entre los meses de julio a septiembre. 

Aunque no todos están de acuerdo, todo hace suponer que el nombre de la localidad costera se debe a algún migrante. Curiosamente, desde este lugar de dunas y estepa patagónica los argentinos lograron avistar los submarinos nazis de finales de la Segunda Guerra Mundial. Lo que se cuenta en la región es que los oficiales de la SS desembarcaron en el lugar para luego diseminarse por la zona andina, Chile y más al sur. ¿Ficción o realidad? Así es la Patagonia, una tierra de muchas historias y leyendas. 

Bahía Creek es el lugar indicado si lo que buscamos es desconectarnos del mundo. Prácticamente no hay señal de WIFI, ya que una sola antena cubre todo el pueblo y llega hasta los médanos. Hay muy pocas casas de alquiler y solamente un camping municipal, donde antes se encontraba el “Circulo de Pescadores”. Bahía Creek también cuenta con su típico almacén de pueblo, donde es posible comprar algunas provisiones básicas. 

El primer club de mar de Río Negro 

A 10 minutos de Bahía Creek se encuentra el primer club de mar de Rio Negro: “Faro Belén – Aldea de Mar”. Es un desarrollo urbanístico diseñado por el estudio Klotz-Minond y ofrece opciones de vivienda para aquellos que deseen instalarse en un sitio especial en la Patagonia. El lugar ocupa unas 1.500 hectáreas y se caracteriza por su compromiso con el medio ambiente. Este asombroso lugar fue pensado por uno de los exponentes de la arquitectura latinoamericana más importante: el chileno Mathias Klotz, quien es reconocido en todo el mundo. 

La excepcional ubicación entre la Ruta de los Acantilados y el mar, hace que el lugar nos ofrezca vistas privilegiadas, así como también la posibilidad de ver la puesta de sol. Las condiciones que se debieron cumplir para poder construir en este lugar han estado respaldadas por fuertes lineamientos arquitectónicos enfocados en respetar la naturaleza, razón por la cual todas las casas deben estar construidas en seco, así como también estar elevadas sobre pilotes y tener fuentes de energía sustentable. Antes de lanzar el emprendimiento, un equipo de ambientalistas compuesto por geólogos y biólogos, estudió durante un año el modo de no generar impacto ambiental. 

Atractivos para visitar en la zona 

Ruta de los Acantilados 

La Ruta Provincial 1 bordea más de 200 kilómetros del litoral atlántico y nos ofrece un trayecto inundado de paisajes marítimos que combina bahías, médanos, fauna y oleajes. Se extiende desde la ciudad de Viedma hasta el Puerto San Antonio Este, uniendo así, dos puntos cardinales. Al transitar este camino estamos acompañados por el océano, a varios metros de altura, sobre un suelo de costa rocosa que data de millones de años. 

Balneario El Cóndor 

Allí, donde comienza el acantilado costero patagónico, encontramos este balneario, el primero de una sucesión de playas a las que se llega por esta ruta. La historia cuenta que este lugar fue nombrado después que un barco danés conocido como “El Cóndor”, naufragara a finales de 1800. 

Está a poco más de 30 kilómetros de Viedma y ofrece un paisaje de acantilados y extensas playas ideales para la práctica de deportes de viento y la observación de aves. Además de aves marinas y migratorias, el lugar cuenta con la colonia de loros barranqueros más grande del mundo, cuya temporada reproductiva va de noviembre a marzo. 

Los loros conviven sin problema con los vecinos y los turistas del balneario. Aunque hay que aclarar que las playas de El Cóndor son poco frecuentadas incluso en los días más cálidos de enero y febrero. Los raros picos de ocupación se dan los fines de semana. Además de observar a los loros en sus actividades, se pueden avistar desde la playa dos especies de delfines que viven en aquellas aguas donde se entremezclan las del Río Negro y las del mar abierto: las toninas y las franciscanas. 

La Lobería 

Uno de los atractivos más bellos en las cercanías de Bahía Creek es la Reserva Faunística Punta Bermeja, también conocida como “La Lobería”. Se encuentra a 65 kilómetros a través de la Ruta Provincial 1. Fue creada en 1971 y es la reserva de lobos marinos de un pelo más grande de Sudamérica. La zona se destaca por sus hermosas e inmensas playas, características de la región. El área protegida está habitada por más de 4.000 lobos marinos, los cuales habitan sobre un frente de unos 14 kilómetros de largo sobre el litoral oceánico. 

Desde el mirador, ubicado sobre los acantilados, podemos apreciar el comportamiento de los lobos marinos y de las aves costeras. Durante la época de reproducción, de noviembre a marzo, la colonia alberga a más de 6.000 ejemplares. En la zona también es posible encontrar gaviotas, caranchos, loros barranqueros, así como también pingüinos de Magallanes. El balneario cuenta con confitería, restaurante, estacionamiento y la posibilidad de acampar, así como también cuenta con un sendero interpretativo y posee un Centro de Interpretación Faunística con una sala audiovisual, fauna embalsamada y restos fósiles. 

Punta Mejillón 

Esta área natural protegida, que se encuentra en la costa norte del Golfo de San Matías, se destaca por regalar playas vírgenes de arenas extensas resguardadas por imponentes acantilados. Un dato curioso de este sitio es que, en verdad, se llama Pozo Salado. Incluso, algunos carteles viales todavía lo identifican así, pero es popularmente conocido por el nombre de Punta Mejillón. 

Hay muy pocas casas y muchas de ellas fueron sepultadas por las arenas de los médanos vivos. Aquí se pueden ver varias especies de aves playeras y un apostadero de lobos marinos. Sus aguas, algo tibias y de color turquesa, tienen muy poco oleaje. Es una de las joyas de este recorrido para aquellos que buscan paz y tranquilidad. 

Caminar por sus infinitasplayas, contemplar el atardecer y apreciar la vida silvestre, son algunos de los recuerdos que nos llevamos de Bahía Creek. Sin duda, este maravilloso destino es uno de los secretos de la Patagonia. 

Recomendaciones 

Cómo llegar y moverse en la zona 

Antes de emprender el viaje es aconsejable informarse sobre el estado de la ruta en la oficina de turismo que está en la costanera de Viedma (Av. Francisco de Viedma 51, de lunes a viernes de 8 a 20 y fines de semana de 12 a 18) o en la de El Cóndor (Costanera y Calle 69). La ruta es transitable para todo tipo de vehículos. 

A tener en cuenta: el acceso a Bahía Creek está condicionado a los factores climáticos ya que, para llegar a la bahía, el camino es de ripio y las lluvias y vientos podrían generar modificaciones. Es recomendable viajar con un vehículo en muy buen estado. 

Hasta la ciudad de Viedma se puede llegar en auto, autobús o avión. Desde Viedma hasta Bahía Creek, la Ruta de los Acantilados recorre 130 kilómetros por la ruta provincial 1 y bordea el litoral de Río Negro. El asfalto va desde Viedma hasta La Lobería. 

El trayecto puede hacerse en un día o en varios, con paradas intermedias. El balneario El Cóndor cuenta con un surtidor móvil de combustible en verano, pero se recomienda cargar nafta en Viedma. En verano hay un servicio de bus regular desde Viedma hasta el Cóndor con algunas frecuencias que continúan hasta La Lobería. 

Dónde alojarse 

En Viedma y El Cóndor está la mayor oferta con hoteles, campings, hostales y casas de alquiler, además de restaurantes y mercados. En Bahía Creek hay un hostel, algunas casas de alquiler y la posibilidad de acampar.