Vietnam es un país que fascina al visitante. Hasta este punto del planeta llegan viajeros de todo el mundo a la búsqueda de sus increíbles playas, sus templos, sus tradiciones y su exotismo. Este punto del Sudeste Asiático sorprende y cautiva con sus asombrosos paisajes, la actividad de sus ciudades, su cultura… Es un destino turístico fascinante lleno de gente hospitalaria y alegre.
Nos acercamos hasta un punto del país bastante alejado de la capital. Nuestro destino se encuentra en la provincia central de Quang Nam, a unos ochocientos kilómetros de distancia de Hanói. Visitamos el santuario de My Son, un fascinante conjunto que contaba con cerca de setenta templos y monumentos funerarios, de los que en la actualidad queden en pie unos veinte, que fueron levantados entre los siglos IV y XIV, un complejo arquitectónico e histórico representativo de la cultura y la religión champa que cuenta con la declaración de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO.
El origen del reino champa, un antiguo estado hinduista situado en Indochina, se remonta al siglo III, y a lo largo de su extensa trayectoria histórica –unos mil ochocientos años- ha dejado importantes joyas arquitectónicas y culturales, muchas de las cuales aún pueden verse en la actualidad en el santuario de My Son. Los impresionantes santuarios religiosos y, en general, el arte de construcción champa posee una belleza especial que, lamentablemente, se ha visto afectada con el paso del tiempo a causa de la erosión y los períodos de guerras.
My Son se encuentra ubicado en un pequeño valle y fue descubierto por el francés Camille Paris, un empleado de Correos que en 1885 fue enviado a Vietnam con el encargo de establecer una línea de telégrafo. No fue la única labor de Camille en el país, pues también fue el descubridor de los restos de la antigua civilización champa que habían permanecido varios siglos abandonados.
Los templos y el resto de edificios milenarios que aún permanecen en pie en el santuario de My Son fueron levantados con ladrillo y posteriormente decorados con arenisca. Estos ornamentos suelen ser la representación de animales, flores y figuras humanas, además de diferentes símbolos y escrituras ancestrales. Muchos de los santuarios están dedicados al dios Shiva, considerado el protector de la dinastía champa.
Sin duda, pasear por el santuario de My Son es una experiencia fascinante en la que parece haberse detenido el tiempo. Caminar entre los bellos templos champa nos devuelve imágenes de la vida y las costumbres de esta antigua cultura.
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