​Visita al impresionante castillo de Malbork

Nos acercamos al corazón de Europa. Nuestro destino se encuentra en un país bañado por el Báltico y alfombrado de cordilleras montañosas, pintorescas colinas, densos bosques y numerosos lagos, sin olvidar sus atractivas e interesantes ciudades, como Cracovia o Varsovia, la capital. No hay duda de que visitamos Polonia, y nuestros pasos nos han traído hasta aquí porque queremos visitar un imponente castillo ubicado al norte del país, una fortaleza de impresionantes dimensiones situada a orillas del río Nogat. Hablamos del castillo de Malbork. 

El mundo está repleto de castillos, y aquí hemos visitado muchos de ellos. Sin embargo, quizás ninguno contaba con las dimensiones que exhibe nuestro protagonista. El castillo de Malbork es uno de los más grandes del planeta y el mayor de Europa. El castillo se encuentra a menos de una hora de Gdansk, la conocida ciudad portuaria polaca, especialmente famosa por su ámbar, y uno de los destinos imprescindibles del norte del país. 

Esta fortaleza medieval fue fundada en el siglo XIII por la Orden de los Caballeros Teutónicos, una orden militar y religiosa formada por cruzados de origen germánico que dominaron esta zona de Polonia durante más de doscientos años. Más tarde, con el paso del tiempo, el castillo llegó a convertirse en una de las residencias de los reyes del país. Ya en el siglo XX, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la fortaleza resultó seriamente dañada, sin embargo, diversas labores de restauración consiguieron devolverle su imagen y el aspecto que podemos contemplar en la actualidad. El castillo de Malbork se encuentra incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. 

Malbork, más que un castillo, es un gran complejo fortificado, pues está compuesto por tres grandes zonas separadas por fosos y destinadas a diferentes funciones. Además, cuenta con iglesias, imponentes murallas, pasadizos, jardines, diferentes puertas fortificadas, puentes, etc. 

Una de las características más curiosas de esta gran fortaleza es que no fue levantada con piedra o granito, como suele ser habitual en estos colosales edificios. El material de construcción que predomina en el castillo es un tipo de ladrillo de tono rojizo. El motivo fue la escasez de canteras en la zona que proveyeran de piedra a la gran construcción. 

Una visita al interior del castillo de Malbork resulta realmente interesante. Seguro que nos invade esa sensación de que allí dentro el tiempo se detuvo en algún momento de su ajetreada historia. Además, entre los muros de la fortaleza también se encuentra el Museo del Ámbar, alguna tienda de recuerdos y un restaurante para degustar algunos de los platos del país.