Nos espera la isla de Taiwán, la antigua Formosa, nombre que recibió de los portugueses cuando estos la avistaron mientras navegaban de camino a Japón. El nombre es de lo más acertado, pues Formosa significa ‘hermosa’ y, sin duda, esta tierra lo es. Nuestro destino es un rincón natural que se ha ganado una gran popularidad gracias a su belleza y también a que representa una excursión muy recomendable como destino cercano –solo 35 kilómetros de distancia- a Taipéi, la capital del país. Visitamos las cascadas Shifen.
La cascada se encuentra en el distrito de Pingxi y es un gran salto de agua que, si bien no despunta por su altura –unos veinte metros-, destaca por su marcada anchura, que alcanza los cuarenta metros y la convierten en la más ancha de todo Taiwán. Son muchos los que han rebautizado a estas cascadas como las ‘pequeñas Niágara’, pues su forma de herradura y su aspecto, aunque mucho más reducido en tamaño, se asemeja a las conocidas cataratas norteamericanas.
Los potentes torrentes de agua de la cascada caen a una profunda piscina con tanta fuerza que provocan la formación de niebla. En los días más soleados es habitual poder contemplar arcoíris de diferentes dimensiones. La cascada Shifen se nutre de las aguas del río Keelung. Es un afluente del Tamsui que desemboca muy cerca de la ciudad de Taipéi.
Este fascinante escenario natural disfruta de un bello entorno que se convierte en un atractivo añadido en nuestra visita: hermosas montañas, rincones de exuberante vegetación y algunos puentes colgantes sobre el área de la cascada forman un conjunto espectacular. Además, hay varias plataformas y puntos de observación para contemplar la cascada desde diferentes ángulos.
Muy cerca, en el camino hacia la cascada, se encuentra la conocida como Vieja Calle de Shifen, que se está ubicada en paralelo a un antiguo ramal ferroviario, una vía construida para las antiguas labores de minería del carbón. La calle está repleta de terrazas y pequeñas tiendas pegadas a las vías, locales llenos de vida y actividad en los que también pueden adquirirse los famosos farolillos linterna que, como manda la tradición, han de lanzarse hacia el cielo hasta verlos desaparecer.
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