​Los atlantes de Tula

Nuestra aventura nos lleva hasta uno de los estados mexicanos más interesantes y desconocidos. Aunque relativamente cercano a Ciudad de México, la capital del país, el estado de Hidalgo presenta lugares y paisajes realmente fascinantes. Es un territorio repleto de atractivos que cuenta con pueblos mágicos, formaciones naturales increíbles y restos arqueológicos monumentales, una atractiva combinación que convive con tradiciones ancestrales que aún perduran en la actualidad. 

El lugar que hemos venido a buscar se encuentra al sur del estado de Hidalgo, a unos setenta kilómetros de la capital. Visitamos Tula de Allende, una ciudad monumental con un complejo arqueológico que guarda la herencia directa de una antigua civilización ya desaparecida. 

Como destacamos, toda esta región fue la cuna de una de las civilizaciones indígenas más importantes de México: la cultura tolteca, un pueblo que, según los historiadores, se caracterizaba por su sabiduría y por su habilidad con las artes, la arquitectura, la orfebrería, la pintura… La palabra tolteca significa ‘maestro constructor’, una destreza de la que hoy en día nos han quedado buenas muestras. 

La ciudad de Tula fue el lugar en el que los toltecas establecieron su primer asentamiento, por lo que es el mejor destino para descubrir las huellas de esta interesante cultura. En esta población podemos ver el conjunto arqueológico que nos remonta al pasado tolteca. Incluye varios edificios, como una pirámide, un palacio, un altar principal… 

Pero, sin lugar a dudas, los grandes protagonistas de este punto de Hidalgo son los cuatro gigantes de piedra, de cerca de cinco metros de altura, que nos observan con su imponente aspecto y su enigmática presencia: los atlantes de Tula. 

Se cree que estas columnas con forma de guerreros sostenían el techo de un antiguo  templo. Desde que fueron descubiertos a mediados del siglo XX se han convertido en el reclamo indiscutible de este fascinante yacimiento. 

Según los especialistas, el declive de la civilización tolteca vino motivado por una sucesión de guerras y conflictos con tribus vecinas. Aunque los toltecas desaparecieron hace más de mil años, en el yacimiento arqueológico de Tula siguen encontrándose pequeños tesoros que hablan de la vida y las costumbres de este antiguo pueblo.