​Pequeña aventura en Tikal

Nos acercamos al norte de Guatemala, al departamento de Petén. Nuestra protagonista tiene una historia que se remonta al siglo IV a.C., sin embargo lleva muy bien su edad y se conserva de maravilla. Estamos en Tikal, uno de los más importantes yacimientos arqueológicos de la civilización maya y el asentamiento prehispánico más grande de Guatemala. 

La antigua ciudad de Tikal está rodeada por una densa jungla y es una visita muy emocionante, especialmente para aquellos espíritus amantes de la arqueología y las civilizaciones perdidas; y también de la aventura, pues este lugar nos hace sentirnos como los protagonistas de algunas de las intrépidas historias de Indiana Jones. 

Con más de quince kilómetros cuadrados de extensión y alrededor de cuatro mil estructuras y edificios de diferentes envergaduras, la ciudad de Tikal posee una riqueza cultural excepcional que le ha hecho merecedora de la declaración de Patrimonio Mundial de la Humanidad. En el pasado su importancia fue tan destacada que se cree que este lugar llegó a alcanzar una población cercana a los cien mil habitantes. 

Pasear por Tikal es envolverse por su magia. El lugar estuvo oculto durante muchos años, hasta que fue descubierto a mediados del siglo XIX. Grandes pirámides, templos, altares, palacios, plazas… forman un fascinante conjunto capaz de hacer olvidar al visitante la presencia de molestos mosquitos y la extrema humedad del ambiente selvático en el que se encuentra. 

Uno de los sitios más destacados del yacimiento es la Gran Plaza, un espacio ubicado en el corazón de la ciudad, rodeado de dos impresionantes templos con forma de pirámide escalonada y de la Acrópolis central, que invita al visitante a imaginar cómo era la vida en los tiempos en los que Tikal era una gran urbe maya llena de vida y un lugar con un gran componente sagrado. 

La plaza es de enorme belleza y tamaño. Su espectacularidad deja sin aliento a quien la contempla. Suele ser el primer punto de visita antes de adentrarse en la selva mediante senderos que llevan a estructuras y templos más alejados. Cabe destacar que la Gran Plaza de Tikal aún sigue siendo un lugar sagrado que es visitado de forma habitual para realizar ceremonias religiosas. Por otra parte, en este espacio central de la histórica ciudad también destacan elementos como la antigua cancha que los mayas utilizaban en el juego de pelota. 

No se conoce con seguridad cuál fue el motivo que animó a la civilización maya a abandonar Tikal de forma repentina, sin embargo, recientes investigaciones sostienen que pudo deberse a que los depósitos de agua que alimentaban a la ciudad acabaron contaminándose con sustancias tóxicas. Al parecer, los antiguos pobladores de Tikal utilizaban un pigmento para decorar sus edificios y objetos cotidianos, muy usado también en las ceremonias funerarias. Este pigmento poseía una gran carga de elementos nocivos que, según los especialistas, acabaron contaminando el agua y provocando enfermedades entre la población.