Nos acercamos al llamado Cuerno de África, en la parte nororiental del continente africano. Etiopía nos espera. Un lugar inmenso que guarda rincones increíbles para ser visitados, más allá de su capital: Addis Abeba. El antiguo reino de Abisinia es un territorio espectacular, con una complejidad geológica y una belleza fascinante, que conserva una cultura y unas tradiciones ancestrales y lleva muy a gala el hecho de no haber pertenecido nunca a un imperio colonial.
Nos lanzamos a la exploración de uno de sus lugares más fascinantes de Etiopía. Hablamos de Dallol, un área creada por las diferentes erupciones de un volcán sobre una zona de salinas.
En este lugar, situado el noreste de la cordillera volcánica Erta Ale, contemplamos uno de los paisajes más inquietantes y hermosos del mundo. Es importante destacar que se trata de un espacio con unas elevadísimas temperaturas, vapores tóxicos y aguas estancadas que presentan azufre y peligrosos ácidos. Sin embargo, a cambio de todo esto, el entorno del volcán nos ofrece increíbles juegos cromáticos que combinan intensos verdes, amarillos, blancos… Un paisaje casi extraterrestre y fantástico en el que hemos de tomar precauciones si no queremos correr riesgos en este territorio considerado de los más extremos del planeta.
El paisaje que ofrece Dallol se nos antoja como de otro planeta. Las curiosas combinaciones cromáticas que se generan son casi pictóricas, como creadas por la mano de un artista.
Este punto de Etiopía está considerado uno de los lugares más calurosos del planeta. Aquí se sufre una temperatura media que ronda los 40 grados centígrados y durante los meses de verano no suele bajar de los 45 grados. Esta circunstancia y los peligrosos lagos ácidos con su elevada presencia de azufre impiden los asentamientos o la existencia de sitios habitados en toda la zona, así como cualquier tipo de vida, ni siquiera microscópica. Sin embargo, sí son habituales algunos trabajos de extracción de sal.
Resulta increíble comprobar cómo este paisaje envuelto en peligros puede resultar tan fascinante ante los ojos de aquellos que lo contemplan.
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