En este paseo saldrá a la superficie nuestro lado más indómito y nos fusionaremos mágicamente con la naturaleza. Visitamos el país escandinavo de las auroras boreales, los glaciares y los fiordos. En este punto del planeta los valles modelados por glaciares dibujan paisajes llenos de magia y elevados miradores de roca que quitan la respiración. Estamos en Noruega, un destino repleto de paisajes espectaculares y ciudades encantadoras en el que el frío es un compañero casi inseparable.
Nuestro destino se encuentra en la zona oeste del país. Buscamos una pequeña localidad llamada Geiranger, una población de unos trescientos habitantes que está situada frente a nuestro protagonista: el fiordo Geiranger, una maravilla de la naturaleza incluida en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
El fiordo Geiranger, de unos quince kilómetros de longitud, está rodeado por bellas y altas montañas. La más alta alcanza los 1700 metros. Pero una de sus características más fascinantes son sus cascadas. Son saltos de agua impresionantes. Dos de ellas, las más destacadas, se encuentran una frente a otra, creando un paisaje de postal.
Paseos en lancha, kayak, caminatas por los distintos miradores que recorren las cascadas, pequeños cruceros, senderismo… Las posibilidades de ocio y actividades al aire libre son numerosas y muy atractivas en este punto de Noruega. Además, dispersas por toda la zona del fiordo se encuentran algunas granjas que producen un riquísimo queso de cabra artesanal.
El fiordo Geiranger se encuentra a poco más de dos horas de distancia por carretera de una de las ciudades más bellas de Noruega. Hablamos de Alesund, un destino ideal para los amantes del buen bacalao, entre otros manjares del mar. La ubicación de la ciudad sobre pequeñas islas es uno de sus aspectos más hermosos, aunque no el único.
Alesund sufrió un importante incendio a inicios del siglo XX que arrasó por completo al entonces pequeño pueblo pesquero. La ciudad se reconstruyó siguiendo un bello estilo modernista, corriente artística y arquitectónica que en aquellos momentos alcanzaba su máxima expresión en Europa. El resultado final es el que podemos ver en la actualidad y que ha convertido a Alesund una de las ciudades más bonitas del país.
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