Nuestros pasos nos llevan hasta la bella isla mediterránea de Chipre, un territorio lleno de sorpresas que aún escapan a los itinerarios más turísticos y que conservan su espíritu más genuino. Este punto del planeta ocupa una estratégica situación geográfica gracias a la que ha recibido a lo largo de su historia importantes influencias de pueblos como el fenicio, el romano o el griego, huellas que aún resisten al paso del tiempo y pueden encontrarse en muchas tradiciones culturales y líneas artísticas. Y es precisamente un motivo artístico el que nos mueve hasta este punto del planeta.
Nos acercamos al sureste de Chipre. Nos dirigimos a la bella localidad de Ayia Napa, un antiguo pueblo de pescadores que con el tiempo se ha convertido en un atractivo lugar para el turismo.
Es especialmente conocido por sus bonitas playas, el ambiente animado de su coqueto puerto, su patrimonio histórico y por su antiguo monasterio, un edificio situado en el centro de la población y construido hace más de quinientos años. Es su construcción más emblemática y en el pasado llegó a convertirse en lugar de peregrinación de toda la isla.
Ayia Napa también posee un tesoro natural destacado: el Parque Nacional de Cabo Greco, un espacio protegido de gran riqueza natural y paisajes espectaculares. Acantilados, formaciones rocosas impresionantes, cuevas marinas, árboles y vegetación y las aguas cristalinas de color azul intenso de la zona nos dejarán sin aliento.
Pero nuestro objetivo al visitar Ayia Napa es el arte. Concretamente, arte contemporáneo. Visitamos el Parque de Esculturas que posee la población, un curioso lugar que cubre veinte mil metros cuadrados alfombrados de artísticas esculturas, todas ellas dispuestas en un escenario enmarcado por el mar y en una bonita zona de arbustos y rocas.
El Parque de las Esculturas nació gracias a la iniciativa de Kikis Konstantinou, un gran amante de la cultura y presidente del comité organizador del Festival Internacional de Ayia Napa, una cita cultural que incluye diferentes eventos y actividades, como exposiciones de fotografía, pintura, flores, productos tradicionales, etc. Konstantinou ideó este espacio para dar visibilidad a jóvenes artistas chipriotas, aunque en la actualidad se han sumado otros nombres de diferentes puntos del planeta.
El parque se encuentra totalmente abierto y cualquier visitante puede contemplarlo y pasear por él descubriendo la interesante variedad de esculturas que acoge. El lugar es tan amplio que es necesario invertir al menos un par de horas si queremos conocerlo al completo.
En esta atracción gratuita casi todas las imaginativas obras están elaboradas con piedra y cuentan con un considerable tamaño. Además, cada una de ellas posee una placa que indica el nombre del autor y el sentido de su obra.
Por cierto, este parque no es el único original museo de esculturas de Ayia Napa. Desde hace un año, la población también cuenta con Musan, el Museo de Escultura Submarina, un espacio artístico sumergido a unos doscientos metros de la costa, que busca fomentar la biodiversidad bajo el agua. Muestra cerca de cien esculturas elaboradas con materiales con PH neutro con el fin de evitar un impacto negativo en la vida marina.
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