Nombrar a las islas Seychelles es evocar una imagen paradisíaca, uno de esos paisajes con los que nos gusta soñar cuando el ritmo acelerado de las ciudades nos agota y el cuerpo nos pide un respiro. Este archipiélago, ubicado al noreste de Madagascar y formado por 115 pequeñas islas bañadas por el océano Índico, es famoso por sus idílicas playas, en las que son habituales las actividades acuáticas como el buceo, excursiones en barco, canoa, surf, pesca, etc.
Entre tanta pequeña isla, existen algunas más populares y frecuentadas por los viajeros, aunque en ningún caso se trata de un turismo masificado ni presenta grandes aglomeraciones de gente. Es el caso de Plateu, Mahé, Praslin o La Digue. Precisamente, este último trocito de tierra es nuestro destino.
La Digue es la tercera isla más habitada del archipiélago –cuenta solo con unos dos mil habitantes- y la cuarta más grande. Debe su nombre al barco en el que llegaron a estas tierras los primeros colonos franceses a mediados del siglo XVIII. La isla es un lugar muy tranquilo e inspirador en el que no hay aeropuerto y en el que pueden verse muy pocas carreteras y coches. Aquí la espectacular naturaleza lo envuelve todo con los tonos turquesa de las aguas del océano. Además, los lugareños han sabido conservar su forma de vida tradicional, lo que supone un encanto añadido cuando se visita la isla.
Curiosamente, La Digue y Praslin son los dos lugares de las Seychelles donde en mayor número puede verse la curiosa fruta conocida como coco de mar. Se trata de enormes frutos de forma peculiar que pueden llegar a pesar veinte kilos y que nacen en unas palmeras que llegan a medir hasta treinta metros de altura.
La isla de La Digue es especialmente conocida por sus espectaculares playas. Una de ellas es una de las más fotografiadas del planeta y también nuestro destino. Hablamos de Anse Source d'Argent, una bellísima playa de arena blanca, palmeras, plantas exóticas y hermosas aguas transparentes.
La característica más destacada y diferenciadora de Anse Source d’Argent son sus esculturales formaciones rocosas que aparecen dispersas bordeando todas sus pequeñas calas y le dan un aspecto de auténtica postal. Todas se formaron hace miles de años y presentan curiosas formas y diferentes tamaños.
Otro de los grandes atractivos de esta playa de Seychelles es la rica vida que se esconde bajo sus aguas poco profundas, por lo que es el lugar perfecto para la práctica del esnórquel.
Sin duda, visitar la hermosa playa Anse Source d’Argent es una experiencia en la que el viajero llega a sentirse en el paraíso.
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