Breve paseo por Nizwa, la evocadora ciudad omaní

Nos acercamos al Sultanato de Omán, un país situado en el corazón de la península arábiga y rodeado de bellas montañas que tocan el mar. Este territorio increíble, que nos invita a soñar y nos evoca leyendas como la de Simbad el Marino, posee una intensa historia y cultura que combina la tradición con los nuevos aires que han llevado la modernidad hasta algunos de sus rincones. Este punto del planeta alberga un millar de construcciones defensivas destacadas, como torres de vigilancia, castillos y fortalezas, edificios con mucha historia que con el tiempo han perdido su carácter defensivo y se han convertido en monumentos espectaculares que sirven de reclamo al visitante.

Nuestro destino se encuentra en el interior de Omán. Visitamos Nizwa, una importante ciudad, de sólidas raíces islámicas, situada a unos 150 kilómetros de distancia de Mascate, la capital del sultanato. 

Durante algún tiempo, esta ciudad fue la capital de Omán y mantenía una actividad y comercio floreciente gracias, en buena parte, al paso constante de las caravanas. Reunía a un importante número de mercaderes, filósofos, religiosos y artesanos. De hecho, en la actualidad aún pueden verse hermosas cerámicas expuestas en el zoco, el mercado principal de la ciudad y uno de los más antiguos del país. 

Nizwa posee mezquitas, mercados, castillo…, pero, sin duda, el gran símbolo de la población es el fuerte, uno de los monumentos nacionales más visitados de Omán. 

La construcción del fuerte de Nizwa se remonta a mediados del siglo XVII, aunque se levantó sobre una estructura anterior que data del siglo XII. A pesar de que la imponente fortificación mantuvo protegida a la ciudad durante mucho tiempo, en la actualidad y tras un proceso de restauración, presenta un buen estado de conservación y un aspecto impecable. 

La torre circular es uno de los elementos del fuerte que más destaca en todo el conjunto, pues posee importantes dimensiones y un aspecto poderoso que, imaginamos, haría retroceder a más de un enemigo. Además, cuenta con todo tipo de ingenios para hacer desistir de su empeño a los intrusos y los invasores enemigos: cañones, puertas falsas, escaleras imposibles, recovecos ocultos, trampillas, etc. 

En esta ciudad, como en buena parte del resto del país, debido a la escasez de agua se vieron obligados a crear en el pasado un ingenioso sistema para canalizar el agua de las montañas y embalses hasta la población. Esta técnica recibe el nombre de falaj y, aunque es utilizada en otros puntos de Omán, la canalización de Nizwa es mucho más extensa y se ha ganado el mérito de formar parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad. 

No podemos dejar Nizwa sin probar sus exquisitos dátiles, disfrutar del aroma de las especias en sus mercados, asistir a su bullicioso mercado de ganado o llevarnos alguna pieza de cerámica tradicional.