Uyuni es uno de los desiertos de sal más impactantes del planeta, y también de los más conocidos. Nuestro destino no alcanza su popularidad ni sus dimensiones, aunque posee un considerable tamaño. Sin embargo, también es rico en belleza como el lago salado boliviano, incluso puede presumir de haber sido nombrado el lugar más bello para fotografiar estrellas, gracias a la ausencia de contaminación.
Estamos en la provincia china de Qinghai, uno de los territorios más hermosos y menos poblados del gran gigante asiático. Situada en el noroeste del país, es una de las provincias más remotas. Cuenta con un buen número de minorías étnicas y una gran riqueza cultural y natural. Hasta este punto de China hemos de dirigirnos para encontrarnos con nuestro protagonista: el lago salado de Chaka.
El lago salado de Chaka se encuentra junto al pequeño pueblo del mismo nombre, en el distrito de Wulan. Con sus más de cien kilómetros cuadrados, es una de las reservas de sal más grandes del planeta. Es un bellísimo lago cristalino con gránulos de sal grandes y comestibles que en muchas zonas del lago adquieren una tonalidad verde debido a los minerales existentes.
Los cambios de tamaño del lago son habituales y se producen como consecuencia de la combinación de las estaciones de lluvia con las temporadas más secas, por lo que su aspecto crece o disminuye adoptando diferentes formas y dimensiones. Pero hay algo que no cambia: la imagen y el paisaje que brinda a quien lo contempla siempre es todo un espectáculo.
Este lago salado puede recorrerse de diferentes formas: paseando, cuando el nivel del agua es bajo, o en barca. También existe una tercera opción muy original. Se trata de un pequeño tren que invita a realizar recorridos por diferentes zonas de este gran estanque.
Uno de los aspectos más atractivos del lago es su gran capacidad de reflexión. En ciertos momentos del día, el lago salado de Chaka es literalmente un espejo que refleja el cielo y cualquier elemento que se encuentre en su superficie.
Curiosamente, el lago cuenta con su propia diosa, a la que se ha dedicado una gran estatua de mármol blanco de más de seis metros de altura. No es la única escultura que puede verse en este punto de Wulan. También es habitual encontrarse con algunas elaboradas con sal, auténticas obras de arte naturales que se han convertido en todo un reclamo para los turistas.
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