“Deberíamos volver al origen, volver a la naturaleza”

Explorador, maestro y presidente y fundador de la Sociedad Astronómica y Geográfica de Ciudad Real, Manuel José Carpintero se ha convertido en uno de los profesores más aventureros del planeta. Su historial expedicionario es extenso y muy atractivo. Este ciudadrealeño se mueve con la misma soltura en el hielo, el aire, la tierra y el agua, y lo hace con naturalidad en cualquier punto del mundo. 

Manuel José acaba de regresar de Nueva York, donde ha recibido el Premio Explorers Club 50, un galardón que le reconoce como uno de los exploradores más influyentes del globo. Conversamos con él para que nos cuente algunas de sus experiencias viajeras. 

Vaya por delante nuestra enhorabuena por el premio “Explorers 50”. ¿Qué se siente al ser reconocido como uno de los exploradores más influyentes del mundo? 

Pues un gran orgullo por ser uno de los 50, es un premio que es muy difícil conseguir, con más de 400 nominados. Además es un gran apoyo a mi trabajo y a los proyectos educativos y exploratorios que estoy llevando a cabo. 

El homenaje recibido en Nueva York ha sido increíble, primero por la organización y segundo por la cantidad de personas increíbles que conoces. El Explorers Club de nueva York es la institución más prestigiosa del mundo en la exploración, y por tanto, que te hagan un reconocimiento desde allí es todo un honor y una gran alegría. 

Te has convertido en uno de los maestros más aventureros del planeta. Imaginamos que tus alumnos estarán encantados con un profesor como tú. ¿Qué te comentan? 

A ellos les motiva mucho mis viajes y expediciones, les hago partícipes de ello llevando a exploradores al centro, llevándoles materiales que uso en las expediciones, pero sobre todo porque de esta manera ellos se motivan más para estudiar y mejorar en sus asignaturas. 

Tu historial expedicionario y aventurero es extenso y muy atractivo. Con solo veinte años viviste dos meses en la peligrosa selva del Choco de Colombia. ¿Fue aquí donde descubriste tu espíritu de explorador? ¿Cómo recuerdas aquellos días? 

Probablemente sí, imagínate, un chaval de 20 años que viaja a Colombia en 1992, justo cuando Pablo Escobar se escapa de la cárcel. El país era una locura.

Estuvimos en Bogotá y Medellín ayudando a los niños de la calle, los Gamines, dándoles comida y animándoles a dejar la droga, el basuco…, y luego a los que querían cambiar los llevábamos a la Selva del Chocó para cambiar de aires. Ahí fue donde descubrí que mi vocación de maestro y mi pasión por las expediciones eran mi vida, y así empezó todo. 

Eres de Ciudad Real y, como buen manchego, una de tus expediciones más memorables fue la que te llevó en 2005 a recorrer el Ártico en trineo de perros para llevar hasta allí un ejemplar del Quijote, coincidiendo con el cuatrocientos aniversario de esta obra universal. ¿Cómo se te ocurrió materializar esta odisea tan bonita y original y dónde dejaste el famoso libro? 

En 2003, un grupo de amigos que nos gustaban los viajes, las expediciones, la ciencia y la astronomía, fundamos la Sociedad Astronómica y Geográfica de Ciudad Real. Al poco tiempo vimos que en 2005 se juntaban dos grandes fechas para nuestra ciudad: el 750 aniversario de la fundación de Ciudad Real y el quinto centenario de la publicación del Quijote. Se me ocurrió que podríamos llevar el Quijote y la Carta Puebla de fundación de Ciudad Real hasta los confines de la Tierra. Y así empezamos, con una expedición al más puro estilo tradicional en trineo de perros  hasta la localidad de Siorapaluk, y allí dejamos el libro en el colegio del pueblo. 

En el Ártico llegaste a sufrir temperaturas de 40 grados bajo cero. Parece que el frío no resulta un problema para ti. ¿Atravesaste por situaciones complicadas por culpa de las temperaturas extremas? ¿Cómo fue la convivencia con los inuit? ¿Te ayudaron a sobrellevar las inclemencias meteorológicas? ¿Qué más aprendiste de este interesante pueblo? 

La verdad es que fue una experiencia maravillosa conocer a la cultura Inuit, ya que llevan siglos viviendo en condiciones extremas y son ellos los sabios del clima. Son muy especiales y diferentes al resto de culturas. Lo que más me impacto es que la muerte está normalizada y no es un tabú como para otras culturas. 

Nos adaptamos bien al frio gracias a la ropa que adquirimos de ellos, como botas de piel de oso polar, y te das cuenta que la simbiosis con la naturaleza y los Inuit es total y fundamental. Solo tuve un problema con el hielo, al romperse y quedarme casi atrapado, pero tuve suerte y pude salir sano y salvo. 

Te mueves bien en el hielo, en la tierra y… también en el agua. En 2006 dirigiste la primera expedición mundial en dirección al Círculo Polar Antártico en un pequeño velero de 14 metros de eslora. ¿Cómo recuerdas esta aventura soportando temporales y luchando contra altísimas olas? 

Esta ha sido, sin duda, la expedición que nos ha dado a conocer en el mundo de las expediciones, al convertirnos en la primera expedición en cruzar el Mar de Hoces hasta el Círculo Polar Antártico en un pequeño velero de 14 metros. En una expedición donde estás 32 días viviendo en un pequeño habitáculo y soportando olas de 14 metros y vientos de 70 nudos, te das cuenta de lo poco que somos y que si la naturaleza decide complicar el día tiene todas las de ganar. Pero al llegar a la Antártida, la palabra que podría definir la sensación que tuve es PAZ, ya que el mar helado, los paisajes y la naturaleza te llevan de nuevo al origen de todo. 

Una de tus aventuras más recientes fue la Expedición KLM Noruega 2019, en la que se combinaba la exploración y la ciencia, y en la que participaron jóvenes de entre 16 y 20 años. Llegasteis a desarrollar dos proyectos científicos para la Agencia Espacial Europea. Háblanos de ellos. 

Sí, la aventura la hice junto al explorador noruego Torgeir Higraff, y preparamos entre los dos una aventura en las montañas noruegas. Fue espectacular para nosotros y una experiencia imborrable para los chicos. 

Realizamos varios estudios, entre ello dos de la ESA, que consistían en ver las modificaciones de las corrientes marinas por el cambio climático y el estudio de fotografías satelitales de la ruta que íbamos a hacer. Lo mejor de todo fue la implicación de los chavales en los proyectos y en la aventura. 

Has sido el primer español en la historia en impartir una conferencia en el prestigioso The Explorers Club de Nueva York. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Sobre qué versaba tu intervención? 

The Explorers Club es la mayor institución mundial de exploradores y que te inviten a dar una conferencia en su sede en Nueva York es un honor grandísimo. Otros españoles ya habían sido antes que yo miembros del Explorers, como Kitín Muñoz o Ramón Larramendi, y sí, me comentaron que era la primera conferencia que daba allí un español. 

Lo más increíble es que este año he sido premiado por ellos con el EXPLORERS CLUB 50, que premia a los 50 exploradores más influyentes que están cambiando el mundo y que el mundo debería conocer. Como decíamos al inicio de nuestra conversación, este galardón lo acabo de recoger en Nueva York en unos actos preciosos con los exploradores más increíbles de todo el mundo y con una cena de gala al más puro estilo de los Oscar, increíble. 

En tus expediciones has tenido oportunidad de estar en contacto con muchas culturas y pueblos, muchos de ellos muy alejados del pensamiento y las costumbres occidentales. ¿Qué crees deberíamos aprender de ellos? 

Primero, volver al origen, volver a la naturaleza; y lo segundo, y más importante, disfrutar de la vida con los tuyos, la vida se va en un abrir y cerrar de ojos y es importante exprimirla al máximo. Vivamos. 

Alguien acostumbrado a la acción como tú, que invierte tanto tiempo de su vida en proyectar y vivir aventuras, ¿de dónde saca tiempo para la docencia, para dirigir un centro educativo y para presidir la Sociedad Astronómica y Geográfica de Ciudad Real? ¡Además, eres papá! ¿Cómo consigues sacarlo todo adelante? 

Pues no lo sé, la verdad es que nunca he estado, desde que yo recuerde, sin hacer nada, necesito días de 28 horas pero al final todo sale. Lo importante es que los que estén a tu lado entiendan y compartan tus pasiones, y con eso tienes todo ganado. 

Después de conocerte un poco mejor a través de esta conversación, no nos extraña que seas conocido como explorer man. ¿Quién te puso ese sobrenombre? 

Bueno, eso fue un nombre o apodo que me pusieron en la NATIONAL GEOGRAPHIC MADRID STORE. Yo colaboraba con ellos dando charlas para niños y adultos y ya existía un Animal Man, que hablaba sobre la vida salvaje de los animales, así que se les ocurrió que yo era el Explorer Man, que parece que soy un súper héroe, je, je, je. 

Sabemos que estás trabajando en tu próximo proyecto, un ambicioso plan que te llevará a viajar con tus alumnos al espacio. ¿Puedes adelantarnos más detalles? 

Es un proyecto Erasmus+ KA122 denominado “Escuela de Astronautas” que estamos haciendo en mi colegio, el CEIP Nuestra Señora de la Paz de Villarta de San Juan, Ciudad Real, donde pretendemos acercar el espacio al aula. 

Nuestra primera aventura ha sido viajar al Círculo Polar Ártico para observar y estudiar las Auroras Boreales, hemos viajado con 6 niños de 11 años y ha sido una autentica maravilla. También hemos conseguido subir un parche con el logo del colegio de la mano de Michael López-Alegría a la Estación Espacial Internacional. Todos estos proyectos ayudan a que el alumnado se sienta más integrado en la educación y sobre todo abra sus ojos al mundo y al espacio.