Nos acercamos a Chipre, la bella isla mediterránea llena de sorpresas que aún escapan a los itinerarios más turísticos y que conservan su espíritu más genuino. A lo largo de su historia ha recibido importantes influencias de pueblos como el romano, el fenicio, o el griego, huellas que aún resisten al paso del tiempo y pueden encontrarse su arquitectura tradicional, su arte y sus costumbres.
Nuestro destino se encuentra en la región de Lárnaca, un territorio en el que conviven diferentes culturas y religiones, ya que en este punto parecen fundirse Oriente y Occidente. Estamos en el pequeño pueblo de Psematismenos, un lugar pintoresco, tranquilo y encantador con aroma a cítricos, olivos y algarrobos que ha sabido conservar sus raíces y sus tradiciones.
Psematismenos está a poco más de cincuenta kilómetros de distancia de Nicosia, la capital del país. La población cuenta con menos de trescientos habitantes, amables y acogedores, y disfruta de una bella ubicación a pocos minutos del mar. Es un destino que parece haberse detenido en el tiempo y es ideal para los amantes del turismo rural: paseos por el campo, excursión y baño en la playa cercana y ciclismo en los alrededores son algunas de las actividades más practicadas por los visitantes. Pero no son las únicas, ya que el pueblo ofrece puntos de interés arquitectónico y cultural que merecen ser visitados.
El centro de la población, construida en la ladera de una colina, luce bonitas casas de piedra tradicionales que se ordenan en estrechas callejuelas adoquinadas, muchas con una importante inclinación, especialmente las más antiguas, por lo que los automóviles difícilmente pueden transitar por ellas, cuestión que garantiza el paseo tranquilo.
El templo principal de la localidad, dedicado a Santa Marina, es uno de los lugares de interés. Se remonta al siglo XVI y está declarado Monumento Histórico y Cultural. En su interior conserva un buen número de frescos antiguos y mosaicos que vale la pena contemplar.
Muy cerca de Santa Marina se encuentra uno de los parques de vegetación natural protegida de Chipre. Posee olivos perennes, muchos de los cuales cuentan con más de quinientos años. No son los únicos árboles que residen en el parque, también pueden verse algarrobos e higueras, entre otros. El lugar ofrece un buen paseo por los caminos habilitados para recorrerlo.
Otra de las construcciones religiosas de Psematismenos es una pequeña y encantadora capilla que es algo más antigua que la iglesia principal, pues cuenta con seiscientos años de historia. Llama la atención su color blanco inmaculado y sus formas redondeadas, que nos hablan de labores artesanales de construcción.
Sin duda, Psematismenos es un destino ideal para escapar de la prisa y del ritmo acelerado de las grandes ciudades. Una población acogedora y tradicional en la que el tiempo no lo marca el reloj, sino el sol, la luna y las estaciones.
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