Existen muchos lugares en el mundo que parecen desafiar a la gravedad. Ese es caso de la localidad que nos disponemos a visitar, una población de altura edificada sobre un acantilado de piedra caliza blanca que dibuja un bello balcón con vistas al mar. Se encuentra en la bonita isla de Córcega, una joya mediterránea repleta de riquezas naturales increíbles que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta isla francesa, a una hora de distancia en ferri de Cerdeña, protege y conserva su espectacular naturaleza apostando por un turismo sostenible que evita la masificación.
En este increíble territorio, que tiene muy presente su pasado genovés, se encuentra nuestro destino: Bonifacio, una de las poblaciones más hermosas de este lugar del planeta, un enclave especialmente atractivo gracias a su situación privilegiada en lo alto de una roca y junto al mar. El conjunto es espectacular.
La población se remonta al siglo IX y fue Bonifacio II de Toscana el fundador de este lugar, motivo por el que la ciudad lleva su nombre.
Este pequeño pueblo marinero de pintorescas callejuelas empedradas es uno de los más antiguos de Córcega. Está situado en el extremo sur de la isla y rodeado de aguas con fondos marinos ideales para la práctica del buceo. Además, esta seductora población, ubicada a 60 metros de altura, ofrece unas magníficas vistas desde los acantilados y una deliciosa gastronomía.
Debido a su emplazamiento privilegiado, Bonifacio se consideraba una ciudad fortaleza que ha pasado por diferentes fortificaciones a lo largo de su historia, llegando a contar con una gran muralla con diferentes torres que protegía el interior. La población presenta dos zonas bien diferenciadas: la parte del puerto, con sus pequeños pesqueros, barcos deportivos y terrazas y cafés junto al mar, y la ciudad vieja, situada en la zona más alta y repleta de estrechas y encantadoras calles y casas de piedra.
La amplia fachada natural sobre la que se asienta Bonifacio es, además, un espectacular mirador para deleitarse con el bello paisaje que rodea a la población, como las islas Lavezzi, situadas a tan solo dos kilómetros de la población. Una de las actividades más solicitadas es, precisamente, tomar un barco en el puerto de Bonifacio y realizar una excursión a estas pequeñas islas protegidas. Se encuentran todas deshabitadas excepto Cavallo, lugar que disfruta de bellísimas calas. Este lugar es frecuentado por algunos conocidos rostros de la jet set europea.
La gastronomía de Bonifacio es uno de los grandes placeres que ofrece este punto del Mediterráneo. La charcutería típica es una de las más reconocidas de Francia, así como su delicioso queso de oveja. Además, los pescados y mariscos frescos y una exquisita repostería elaborada con productos locales, como miel, castañas y quesos, completan un menú que convencerá a los paladares más exigentes.
Escribe tu comentario