Planificando nuestros viajes, muchas veces nos vamos a tierras completamente recónditas, para hallar un remanso de paz y tranquilidad, un paraíso en la tierra, en el que descansar del ajetreo del trabajo y la gran ciudad.
Cuando pensamos en “paraíso”, automáticamente se nos vienen a la cabeza unas vistas maravillosas, con un mar infinito, fina arena en la playa, con sus palmeras, mientras una suave brisa acaricia nuestra piel… ¿O quizás todo lo contrario? Si bien lo citado es la definición estándar de la palabra, cada uno tiene su destino ideal.
Buscando la perfección en países distantes, a veces se nos olvida que en España también tenemos un paraíso en forma de islas, pues Mallorca ofrece alternativas para todos los gustos, sin tener que coger un vuelo eterno que nos lleve a la otra punta del mundo.
Preparando el viaje
Lo primero que debemos hacer, para no llevarnos sorpresas desagradables, es comprar el vuelo con suficiente antelación, si no queremos pagar el sobrecargo que suele suponer coger billetes de última hora.
Además, podemos aprovecharnos del alquiler de coches en el aeropuerto de Mallorca con ROIG, para, una vez lleguemos a la isla, no tener que estar pendientes del transporte público y/o no tener que hacer un desembolso considerable en taxis o medios de transporte similares.
Todo esto, por supuesto, habiendo reservado previamente nuestra estancia, en el lugar que consideremos oportuno, ya sea en una casa con todas las modernidades del mundo o el silencio total y absoluto, sin escuchar tan siquiera el ruido del motor de la nevera, con un pequeño bungalow a pie de playa. Para gustos, colores.
Sea cual sea nuestro concepto del paraíso, en territorio mallorquín encontraremos muchas y variadas alternativas al respecto, tanto a la hora de elegir dónde queremos dormir como en lo que respecta a qué hacer.
8 cosas qué hacer en Mallorca
Playas y calas – Como no podría ser de otra forma, empezamos citando las playas de agua cristalina propias de la isla. Más allá de las más conocidas, lejos de los arenales masificados, encontraremos pequeñas calas y playas en las que el silencio o, más bien, el sonido del mar, nos acompañará en nuestra misión de relajarnos.
Cabos y faros – Destacando por encima de todo el Cabo de Formentor, también podremos disfrutar de diferentes cabos y sus caminos, con unas vistas increíbles, en ocasiones, de casi toda la isla. Ideal si buscamos contacto con la naturaleza y sentirnos el rey del mundo, desde lo alto del faro.
Senderismo – Caminar por las diferentes rutas de Mallorca es otra de las actividades más habituales y placenteras, siempre teniendo en cuenta que debemos equiparnos en condiciones. La ruta del Barranco de Binaraix es una de las más conocidas, pero podemos elegir entre las decenas de posibilidades.
Espeleología – Quizás nuestro paraíso personal se encuentre en una de las muchas cuevas que se pueden visitar a lo largo y ancho de todas las islas. Existen diferentes rutas de espeleologías, igualmente, tanto para novatos como para expertos, en las que podremos observar todo tipo de formaciones propias de las cuevas.
Escalada – Una vez más, tanto a nivel amateur como a nivel profesional, disponemos de diferentes opciones para realizar escalada. El lugar más importante, en este sentido, es la Sierra de Tramontana, que recorre toda la costa noroeste de la isla de Mallorca, y que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2011.
Buceo – No son pocas las empresas que ofrecen el alquiler de equipos de buceo para realizar esta actividad, aprovechando el agua transparente que baña las islas. Se debe llevar a cabo siempre bajo la supervisión de expertos, sobre todo si no disponemos de experiencia, y siguiendo todos los protocolos de seguridad, algo que vale la pena por poder explorar el fondo del mar.
Gastronomía – El turismo gastronómico siempre es una buena opción. “Ensaimada” es la primera asociación que hacemos todos, al hablar de las islas, y no sin motivo. A nivel repostería, no hay nada que identifica más a Mallorca, pero no debemos quedarnos aquí, pues no nos podemos olvidar de las variadas cocas o el llonguet, entre muchos otros platos típicos.
Visitar Mallorca – Por último, pero no por ello menos importante, y aunque suena paradójico, lo mejor que podemos hacer, cuando visitamos las islas, es recorrer Mallorca. Perderse por las diferentes calles y disfrutar de todo lo relativo a la vida en la isla, con parada obligatoria en la Catedral-Basílica de Santa María de Mallorca, es uno de los mejores planes posibles.
A mayores, nos dejamos muchas otras cosas en el tintero, como por ejemplo la opción de realizar las diferentes rutas en bici, en lugar de hacerlas andando, hacer un crucero entre las diferentes islas, visitar parques naturales… Actividades que, en gran medida, se engloban en las citadas anteriormente.
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