Nos acercamos hasta Alemania. Visitamos una bella población medieval con una parte antigua situada sobre una isla en el lago de Constanza y unida a tierra por dos puentes que ofrecen acceso a la zona más nueva de la ciudad. Estamos en Lindau, un lugar que que goza de una ubicación espectacular junto a la frontera con Austria y que fue un importante puerto comercial, cuyo esplendor se sitúa especialmente durante los siglos XVIII y XIX.
Lindau fue ciudad independiente hasta los primeros años del siglo XVIII, momento en el que fue anexionada a Baviera. Su casco antiguo está repleto de encantadoras calles que lucen históricos edificios y en la vía principal pueden verse casas con fachadas de colores. Su iglesia es una de las construcciones más antiguas situadas en la orilla de lago Constanza.
El antiguo ayuntamiento de la ciudad es otro de sus puntos de interés. El edificio, del siglo XV, destacada por sus dos espectaculares fachadas cubiertas de bellos frescos decorativos que merecen unos buenos minutos para ser contemplados. Por la noche, la iluminación proporciona al bien conservado edificio un aspecto fascinante.
Pero, sin duda, el lugar más paseado y fotografiado de Lindau es su bonito puerto, un lugar que guarda en la memoria los momentos de mayor esplendor y actividad de la ciudad. En este punto, el gran protagonista es el faro, una construcción de más de treinta metros de altura levantada a mediados del siglo XVIII. En la fachada de esta emblemática torre destaca el reloj que se ilumina al anochecer, como el resto del edificio. Durante sus primeros años de funcionamiento, la luz guía del faro se conseguía manteniendo fuego constantemente encendido. En la actualidad está automatizado y cada tres segundos lanza sus destellos para ser visto por pescadores y navegantes.
En el otro extremo del muelle, mirando atentamente al faro, se encuentro el otro gran símbolo de la ciudad: la estatua de mármol del león de Baviera. Ambos elementos parecen dar la bienvenida a todos aquellos que acceden al puerto desde el mar.
Curiosamente, justo al lado de ambos monumentos puede verse el otro faro de la ciudad, mucho más antiguo que el anterior, concretamente del siglo XIII, una construcción que en su origen formaba parte de las fortificaciones de Lindau.
Lindau ofrece muchas opciones de ocio. Además de las actividades culturales y los encantadores locales y restaurantes de la ciudad, algunas de las posibilidades más apreciadas por los visitantes es recorrer el puerto, relajarse a la orilla del lago de Constanza y lanzarse a disfrutar de un recorrido en barco por los alrededores de la ciudad.
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