Visitar cataratas y cascadas siempre es un plan perfecto que nunca decepciona. El paisaje visual y sonoro es impresionante. La naturaleza nos inunda y la sensación de libertad es indescriptible. El planeta está repleto de ellas y en esta ocasión vamos a pasear por el salto de agua más grande de Centroeuropa.
Nos acercamos al norte de Suiza. Nuestro destino se encuentra junto a la frontera con Alemania y a unos cincuenta kilómetros de Zúrich. Nuestros pasos se dirigen a la localidad de Schaffhausen, Escafusa en español, una pequeña ciudad medieval con un casco antiguo que invita al paseo, un lugar repleto de establecimientos de todo tipo y bonitas casas burguesas, además de estar abrazada por un entorno alfombrado de viñedos. Es un sitio bastante frecuentado entre los suizos como destino de vacaciones.
Uno de las construcciones más emblemáticas de Schaffhausen es la fortaleza de Munot, una fortificación circular con más de cuatrocientos años de historia que corona la población.
En la torre de este edificio impresionante tiene su residencia un vigilante que, cada noche, a las nueve en punto, toca la campana como se hacía antaño, en los tiempos en los que este aviso significaba el cierre de las puertas de la ciudad.
Pero, si por algo es conocida Schaffhausen es por ser la ciudad de las cataratas del Rin. Este salto de agua es un auténtico espectáculo natural, donde el río se ensancha hasta alcanzar los 150 metros de orilla a orilla. Las aguas del Rin se precipitan en este punto a más de veinte metros de profundidad, creando un sonido atronador y un escenario fascinante.
Las cataratas poseen la peculiaridad de contar con la presencia de una enorme roca en el centro de la caída, a la que se puede acceder durante un paseo en barco. Estar en este balcón natural privilegiado permite la contemplación de la catarata desde una distancia tan corta que emociona. No es el único mirador que se encuentra en la zona, aunque quizás sí sea el más espectacular.
Durante el día, la visión de las cataratas del Rin es una experiencia difícil de olvidar. Es un escenario que desprende energía y que no deja indiferente. Llegada la noche, las aguas de este gran salto cuentan con algunos puntos de iluminación que consiguen crear un ambiente realmente fascinante.
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