Nos acercamos a uno de los escenarios naturales más espectaculares y visitados de Perú. Visitamos una hermosa laguna que se encuentra en la Cordillera de los Andes a más de cuatro mil metros de altura sobre el nivel del mar. Está ubicada a unas tres horas por carretera al noroeste de la ciudad de Cusco, la antigua capital económica y política del imperio inca.
Nuestro destino se llama Humantay –cabeza de dioses en quechua-. La visión de esta bellísima laguna impacta por el intenso color verde esmeralda de sus aguas y por los imponentes nevados y montañas que la rodean. Para alcanzarla, es necesario realizar una caminata ascendente que implica cierta dificultad y en la que se han de invertir alrededor de dos horas desde la comunidad de Soraypampa, el último lugar hasta el que podemos llegar utilizando vehículos. Sin embargo, el esfuerzo vale la pena, porque el espectáculo que nos espera al final del camino es fascinante y deja sin palabras.
La laguna y el reflejo del glaciar sobre sus aguas cristalinas es una postal difícil de olvidar. Su tonalidad turquesa se debe a los minerales presentes en el fondo y se nutre del deshielo de los glaciares que la envuelven.
El lugar también posee un cierto carácter sagrado y es visitado por turistas de todo el planeta que suelen dejar ofrendas, normalmente en forma de piedras y hojas, en honor a la diosa de la Tierra en la cultura inca: Pachamama. Para los indios quechua, esta deidad simboliza el amor a la naturaleza y el respeto por el medio ambiente y, desde hace cientos de años, le dedican ceremonias y homenajes en agradecimiento por todo lo que ofrece: alimentos, plantas medicinales, madera para la construcción de refugio, etc.
Sin duda, la visita a la pequeña laguna Humantay promete muchas emociones que hemos de disfrutar sin correr ningún riesgo. Ni siquiera debemos olvidar algo tan básico como el mal de altura, una posibilidad que puede sorprendernos y afectarnos debido a la altitud a la que nos encontrarnos: más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Se produce por la falta de oxígeno en lugares de gran altitud y puede provocar dolores de cabeza, dificultades para respirar, cansancio excesivo, mareos… Por este motivo, antes de lanzarnos a la aventura, es recomendable permanecer uno o dos días en la ciudad más cercana -como Cusco, por ejemplo- a la espera de comprobar si realmente nos afecta la altura y poder combatir sus síntomas.
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