A poco más de diez kilómetros de Bonn y a unos cuarenta de distancia de la ciudad de Colonia se encuentra nuestro destino. Viajamos a un punto de Alemania en el que, como en otros muchos, luce un hermoso castillo, una de esas edificaciones que nos recuerdan a los cuentos de hadas y a las historias de príncipes y princesas. Nuestro protagonista es el impresionante castillo de Drachenburg, un escenario que casi parece de fantasía, aunque es muy real.
El nombre Drachenburg hace referencia al dragón y responde al Cantar de los nibelungos, una leyenda y poema épico alemán que tiene como protagonista a Sigfrido, héroe de la mitología germánica que atravesó con su espada el corazón de un dragón.
El castillo se ubica sobre una colina junto al pequeño pueblo de Koningswinter, una pintoresca población situada a orillas del Rin y rodeada de un paisaje espectacular. Precisamente, desde esta localidad parte un funicular que nos lleva directamente al castillo.
A pesar de su aspecto medieval, el castillo de Drachenburg es una construcción bastante reciente, pues se remonta al siglo XIX. Lo más increíble de este castillo con aspecto de palacio es que fue levantado en un tiempo record, pues se construyó en tan solo dos años, bajo las órdenes de Stephan Sarter, con el objetivo de que le sirviera de lujosa residencia.
El barón Stephan von Sarter nació en una modesta familia de Bonn, pero tras entrar a trabajar en un banco y después de diferentes estancias en el extranjero, comenzó a amasar una importante fortuna especulando en la bolsa de valores. A partir de ese momento, y ya formando parte de la nobleza, encargó la construcción de su carísimo palacio, cuyos interiores también vistió con un espléndido mobiliario y ricas decoraciones. Lo más curioso del asunto es que Sarter nunca llegó a vivir en el castillo, pues fijó su residencia en París, donde permaneció hasta su muerte. Más tarde, su sobrino compró el edificio al estado y abrió sus puertas al público, proporcionándole un carácter turístico. Después vinieron otros propietarios privados y también diferentes usos para el edificio.
En la actualidad, el castillo de Drachenburg recibe numerosas visitas. La planta baja está abierta a todo tipo de público, mientras que las estancias superiores requieren de la presencia de un guía para ser visitadas.
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