Estamos en Tallin, la capital de Estonia, una bellísima ciudad amurallada situada en el norte del país. También conocida como la perla del Báltico, esta urbe histórica fascinante es un lugar acogedor y no demasiado grande que nos ofrece un bello paseo por su casco antiguo medieval perfectamente conservado.
Nos encontramos en la plaza del Ayuntamiento, una zona llena de encanto en la que confluyen calles adoquinadas con edificios que nos invitan a viajar al pasado. Sin duda, la construcción que más llama la atención es la que alberga al consistorio de la ciudad, un impresionante edificio que se ha convertido en todo un emblema de esta ciudad de Estonia.
El Ayuntamiento de Tallin cuenta con una dilatada historia. Su construcción se remonta al siglo XIV y posee una imponente torre de más de 60 metros de altura que está rematada por una fina aguja en cuya cima puede verse una pequeña veleta. Los tallineses la llaman popularmente ‘soldado Tomás’ en recuerdo y homenaje a un valiente soldado que en el siglo XVI protagonizó diferentes acciones heroicas.
En esta misma plaza vamos a encontrarnos con una de las farmacias más antiguas del mundo. Inaugurada en 1422, en la actualidad aún permanece en activo. En su interior se ha habilitado un pequeño espacio para la exhibición de utensilios y productos utilizados a lo largo de su historia.
Seguimos paseando por el centro antiguo de Tallin y no nos pasa desapercibido un bello edificio con cúpulas típicas de la arquitectura rusa. Nos referimos a la Catedral de Alejandro Nevski, construcción de 1900 y sede de la iglesia ortodoxa.
La iglesia de San Olaf, bastante más antigua que la anterior, es otro punto de interés en Tallin. Cuenta con un campanario que impresiona por su altura –más de 120 metros-, desde el que se alcanzan a ver unas vistas increíbles de la ciudad.
Son muchas más las sorpresas agradables que nos ofrece la zona histórica de Tallin. Todas ellas han permanecido protegidas durante siglos por las magníficas murallas de la ciudad. Estas murallas medievales presentan un magnífico estado de conservación, al igual que sus torres y puertas.
Sin duda, Tallin se ha convertido en un destino turístico indispensable y callejear y descubrir sus encantadores rincones siempre es una magnífica idea. Su centro histórico de postal siempre convence y enamora al visitante.
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