Reserva de Biosfera, Isla del Deporte, Destino Starlight, Destino Sostenible… y, por si fuera poco, Región Europea de Gastronomía en este año que está a punto de comenzar. Practicar senderismo o running por su histórico ‘Camí de Cavalls, relajarse en su centenar de playas y calas, pasear a caballo o en BTT, regresar al pasado con su cultura talayótica, viajar al universo a través de su cielo estrellado… Menorca lo tiene todo para enamorar a quien se deje tentar por ella en 2022, de forma tranquila y segura. Esta es una docena de experiencias para disfrutarla.
1– Admirar una isla de contrastes, Reserva de Biosfera. Casi 700 km2 de superficie –con el 42% protegido– convierten a Menorca en un paraíso natural, Reserva de Biosfera desde 1993, cuyo núcleo está en el Parque Natural de s’Albufera des Grau. Barrancos, senderos, caminos rurales… son el escenario perfecto para la práctica del turismo activo disfrutando de un entorno paisajístico único.
2– Enamorarse con amaneceres o románticas puestas de sol. Son espectáculos naturales que a nadie dejan indiferente. Calesfonts (Es Castell), al este, es el primer lugar de España por donde sale el sol. Y para disfrutar de la magia del crepúsculo, el faro del Cabo de Artrutx o Punta Nati, al oeste, son dos de los mejores emplazamientos.
3– Recorrerla pedaleando en BTT. Más allá de la carretera general que une Máo y Ciutadella, los múltiples caminos rurales y vías secundarias diseminados por toda la isla la convierten en escenario ideal para recorrerla en bicicleta todo terreno. Hay rutas para todo tipo de niveles con las que descubrir el paisaje menorquín y sus colores a golpe de pedal. Y su suave climatología hace que pueda disfrutarse durante todo el año.
4–Practicar deportes acuáticos. Sus casi 200 kms de litoral, con un centenar de playas y calas, son ideales para disfrutar de los más variados deportes acuáticos. Kayak, surf, paddle surf o vela, por la superficie; o snorkel y submarinismo para sumergirse en sus cristalinas aguas y descubrir las praderas de posidonia u otra flora y fauna que habitan bajo el mar, además de sorprendentes cuevas submarinas.
5–Andar bordeando la costa por su histórico ‘Camí de Cavalls’. Sus orígenes se remontan a 7 siglos atrás, cuando se ordenó a los caballeros menorquines mantener un caballo armado para vigilar la costa y defenderla de posibles ataques. Son 185 km de perímetro costero divididos en una veintena de tramos de distintos niveles, entre los 13,50 y 5,39 km, para disfrutar paso a paso de Menorca… sin perder de vista el mar. Al norte, destaca el que va de Binimella a Cala Pregonda. Y al sur, el que parte de Cala Galdana y lleva a Sant Tomàs.
6–Comprar productos ‘made in Menorca’. Son el fiel reflejo de un tradición artesana de antiguos oficios –zapateros, ceramistas, tejedores…– que se ha ido manteniendo. Son la esencia de mercados nocturnos, artesanos, agroalimentarios… o la Mostra de Artesanía de Ferreries, que se celebra cada año a finales de septiembre. A destacar la Avarca, calzado típico de gran proyección internacional. También joyas con creaciones contemporáneas. Visitar el Centro Artesanal de Menorca, en Es Mercadal, es la mejor manera de conocer la historia artesana.
7–Dar emocionantes paseos a caballo. La tradición ecuestre menorquina se remonta a tiempos inmemoriales, conociéndose referencias desde el s. XIV. Un símbolo cultural unido al paisaje y a las tradiciones, como espectáculos de doma y carreras al trote. Pero montar en uno de estos caballos de raza autóctona para dar un paseo, sobre todo en la zona norte, la más solitaria y salvaje– es una experiencia única.
8–Viajar al pasado con su singular cultura talayótica. Otra gran seña de identidad de la isla, con más de 1.500 yacimientos, que en 2022 aspira a ser Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Navetas, talaiots, taulas, poblados y necrópolis cautivan al visitante transportándole al año 2.100 a.C. A destacar la Naveta des Tudons, Torre d’en Gamés, Torralba de Salort… o las necrópolis de Calescoves y Cala Morell.
9– Contemplar las estrellas desde un Destino Starlight. Menorca forma parte desde 2019 del escogido grupo de Reservas y Destinos Starlight por su escasa contaminación lumínica. Ello permite disfrutar de auténticos viajes celestiales por el universo y más allá, en lugares mágicos como La Vall. O admirar en verano el fenómeno de las Perseidas (‘lágrimas de San Lorenzo’).
10– Desconectar en playas y calas paradisíacas. Es una de las grandes experiencias sensoriales que ofrece Menorca. En la costa sur son de fina arena blanca y aguas turquesa, como Mitjana, Macarella, Turqueta… o familiares como Cala Galdana o Son Bou. En la costa norte, por contra, son de arena gruesa y rojiza, solitarias y salvajes, como Cavalleria, Pregonda o Cala Pilar. Y para quienes prefieran playas con servicios, las mejores opciones son Es Grau, Son Parc o S’Arenal d’en Castell.
11– Tomar una copa en espacios singulares. Tras cualquier intensa jornada de naturaleza, nada mejor que tomar una buena copa en cualquiera de los múltiples rincones especiales de la isla, como los bares en la playa de Son Bou… o las animadas terrazas del puerto de Maó o de Ciutadella.
12– Saborear los productos de la Región Europea de Gastronomía 2022. Este reconocimiento internacional es la mejor prueba que Menorca está… ¡para comérsela! Y más allá de su plato estrella, la Caldereta de langosta, ofrece productos de proximidad, de mar y tierra; desde el pulpo a la raya, a la perdiz, la carne de vaca roja menorquina o el queso DO. Mahón-Menorca e incluso vino autóctono de sus bodegas.
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