Laponia, Groenlandia… ¿Sabemos cuál es el auténtico lugar de residencia de Papá Noel? Lo cierto es que diferentes países se disputan ese honor y, probablemente, todos ellos tengan razón. Esto se debe a que para alguien tan importante y activo como Santa Claus no sería práctico tener un solo hogar. Nosotros vamos a visitar el lugar al que el amable personaje de la Navidad le gusta trasladarse cuando llegan los meses más cálidos del año, es decir, el lugar en el que no se encuentra en época invernal.
Nos desplazamos a menos de una hora de Oslo, la capital de Noruega. Buscamos la localidad de Drobak, una preciosa población que ha sido la escogida por Papá Noel para instalarse durante el verano. La Tienda de la Navidad, situada junto al Ayuntamiento y en funcionamiento todo el año, es el reclamo más famoso de Drobak.
Esta población es encantadora y sus preciosos paisajes hacen que hasta ella lleguen cientos de turistas cada temporada. Cuenta con calles estrechas y casas de madera que le confieren un aspecto de cuento. Es un bonito pueblo pesquero en el que podemos realizar un atractivo paseo en ferry hasta Oscarsborg, una fortaleza del siglo XIX que hoy es un importante punto turístico que cuenta incluso con un hotel spa.
Además de por la presencia de Santa Claus, Drobak es especialmente famosa por sus increíbles puestas de sol sobre el fiordo de Oslo, un espectáculo natural incomparable. El nombre de la población, de unos 13.000 habitantes, significa ‘cercano a las colinas’, probablemente en referencia a la ubicación del primer asentamiento de pequeñas casitas de madera que fue creciendo con el paso del tiempo y con el trabajo de sus gentes: marineros, artesanos, pescadores… Además, al encontrarse tan cerca de Oslo, muchos capitalinos comenzaron a acercarse a la población buscando actividades al aire libre, circunstancia que también propició el crecimiento de la localidad.
La Universidad de Oslo tiene una estación biológica marina en Drobak, un importante centro de investigación que se estableció en esta localidad a finales del siglo XIX.
La pequeña población noruega ofrece una imagen fascinante en invierno: el fiordo nevado y el paso de pequeñas embarcaciones iluminadas –y no tan pequeñas- dibujan un ambiente increíble. Además, el lugar está repleto de coquetas tiendas, restaurantes en los que degustar marisco fresco, galerías de arte y diferentes locales de ocio situados en la zona del puerto.
Después de visitar Drobak, no es de extrañar que Papá Noel haya escogido este lugar para pasar sus veranos, época en la que también recibe miles de cartas de todo el mundo. Sea como fuere, el espíritu de Santa Claus se adivina por toda la ciudad en cualquier momento del año.
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