La frontera fluvial entre México y Estados Unidos guarda joyas de impactante naturaleza. Buena muestra de ello es el Parque Nacional Big Bend, al sur del estado de Texas, un territorio de imponentes montañas de roca rojiza, ríos, cañones naturales y buena parte del desierto de Chihuahua.
Este lugar de enorme belleza es uno de los parques nacionales más grandes y apreciados de EEUU, sin embargo, es también uno de los menos visitados, por lo que solo vamos a encontrar momentos de gran presencia de turistas en los meses primaverales, en los que se concentran la gran mayoría de las visitas.
Estamos junto al famoso río Grande, ese que tanto nos suena de numerosas películas del género conocido popularmente como ‘del oeste americano’ o, sencillamente, ‘de indios y vaqueros’. El parque es un lugar tan alejado de la civilización que mantiene en niveles bajísimos su contaminación lumínica, por lo que una de la actividades más emocionantes que nos ofrece es la posibilidad de observar el cielo estrellado con toda nitidez y en toda su grandiosidad. También es un lugar ideal para realizar grandes caminatas a través de sus numerosos senderos.
Entre los numerosos tesoros del parque existe uno que merece una parada especial. Hablamos del cañón de Santa Elena, una maravilla en la que no es raro que podamos cruzarnos con algún coyote y algunos grupos de aves mientras realizamos el trayecto que nos lleva hasta este cañón de paredes verticales, que en muchos tramos llegan a alcanzar los 450 metros de altura. Es un paisaje espectacular en el que resulta fácil sentirse diminuto y algo sobrecogido por la majestuosidad de lo que se muestra ante nuestros ojos.
Una de las actividades más apasionantes que nos propone el lugar es remar por el río en balsa o canoa y disfrutar del aire libre y el paisaje desde el agua. Sin embargo, es aconsejable prestar atención a algunos rápidos que presenta el río, pues pueden resultar tramos con un riesgo importante.
A unos tres kilómetros del inicio del cañón de Santa Elena existe un bonito y pintoresco lugar muy poco visitado. Es el conocido como cañón del Helecho, protagonizado por un pequeño y estrecho afluente del río que presenta un suelo de piedra caliza blanca. Un rincón encantador y escondido en este lugar de naturaleza privilegiada.
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