Este viaje nos lleva hasta la bella isla mediterránea de Chipre, un territorio lleno de sorpresas que aún escapan a los itinerarios más turísticos y que conservan su espíritu más genuino. Este punto del planeta ocupa una estratégica situación geográfica gracias a la que ha recibido a lo largo de su historia importantes influencias de pueblos como el fenicio, el romano o el griego, huellas que aún resisten al paso del tiempo y pueden encontrarse en muchas tradiciones y líneas artísticas.
Nos acercamos hasta un punto situado en el distrito de Lárnaca, un territorio en el que oriente y occidente parecen fundirse y en el que conviven diferentes culturas y religiones, por lo que no debe sorprendernos descubrir un buen número de iglesias cristianas junto a mezquitas y templos ortodoxos.
Nuestro destino es Pano Lefkara, un pequeño pueblo de montaña en el sureste del país que nos presenta la cara más tradicional de esta isla mediterránea. Es un lugar especialmente conocido por sus bordados artesanales, encajes y elaboraciones en plata, una tradición que se remonta a la época en la que los venecianos estuvieron en estas tierras –siglo XIV- y que han convertido en arte los habitantes de la población, tal y como queda plasmado en el centro de artesanía y el museo de la localidad. En ambos espacios se destaca este tipo de artesanía y su comercio como los motores de la prosperidad de Pano Lefkara, especialmente en las postrimerías del siglo XIX.
Actualmente, la fabricación de encajes sigue siendo una de las principales labores de las mujeres de este punto de Chipre, afición que practican en pequeñas reuniones a las puertas de algunas casas y que le ha valido a la población entrar en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.
Al parecer Lefkara significa piedras blancas, en referencia al color de las rocas del entorno. El pintoresco municipio se encuentra a más de 600 metros sobre el nivel del mar, aunque no está demasiado lejos de éste. Su ubicación entre montañas es espectacular y el trazado de la pequeña población invita al paseo por sus calles estrechas y adoquinadas entre antiguas casas de arquitectura tradicional con fachadas repletas de flores y encantadoras capillas.
Situado a las afueras del pueblo se encuentra otro de sus lugares de interés: la iglesia del Arcángel San Miguel, un pequeño templo que contiene pinturas del siglo XII. Además, el bello entorno natural de la población es otro de sus puntos fuertes. Es un placer recorrerlo a pie o en bicicleta siguiendo algunas rutas habilitadas para descubrir los alrededores.
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