​Breve paseo por el lago de Annecy y sus alrededores

Nuestros pasos nos llevan a un punto del este de Francia, cercano a la frontera con Suiza, en el departamento de la Alta Saboya. Hablamos del lago de Annecy, de origen glaciar y uno de los más grandes del país, un lugar idílico de cristalinas y limpias aguas que le han proporcionado gran popularidad. 

Este escenario de increíble naturaleza se encuentra abrazado por los Alpes, creando un conjunto de espectacular belleza. Annecy no solo nos invitar a contemplarlo. Este lago francés ofrece una buena cantidad de posibilidades: esquí náutico, vela, paseos en barco, buceo, caminatas por sus orillas, bicicleta, pesca o disfrutar dándonos un buen chapuzón en sus inmaculadas aguas. Además, en verano se celebra un gran espectáculo de fuegos artificiales que pueden contemplarse desde diferentes puntos del entorno. 

En la orilla oriental del lago se encuentra la pequeña comuna de Talloires, un lugar que en el pasado era especialmente conocido por la presencia de una abadía real del siglo XVII cuyo interior fue habilitado como un lujoso hotel en el siglo XIX. El edificio está considerado monumento histórico. 

Junto al lago también nos encontramos con otra población –ésta de mayor tamaño- llena de encantos. Se trata de Annecy, ciudad que da nombre al lago y que deslumbra con su barrio antiguo y medieval surcado por bonitos canales, circunstancia que le ha valido el sobrenombre de la Venecia de los Alpes y la Venecia de Saboya. Flores, casas de colores y pequeños puentes salpican este punto del país galo. Además, su catedral, construida en el siglo XVI, contiene diferentes obras de arte barroco de gran valor y belleza. 

Otro punto fuerte de la ciudad, y en general de las poblaciones que rodean el lago, es el capítulo gastronómico. La cocina del lugar está basada en recetas tradicionales basadas en los recursos naturales del entorno. Las truchas alpinas son un elemento habitual en los platos de la zona, pero, sin duda, los quesos artesanales son los grandes protagonistas. Degustarlos en fondue es uno de los grandes placeres que nos ofrece este punto de Francia.