​Algunos puntos clave de la ciudad colonial de Galle

Nos acercamos a Sri Lanka, la antigua Ceilán, una tierra ubicada al sur de la India en la que habitan gentes alegres y acogedoras, un lugar de gran belleza y diversidad paisajística con impresionantes playas, bosques, montañas y vetustas ciudades, muchas de ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y no nos olvidamos de su magnífico té de reconocida fama en todo el mundo. Conocida como la perla del Índico, Sri Lanka siempre ha ejercido una gran fascinación sobre aquellos que la han visitado. Grandes viajeros de la historia como Marco Polo han dado fe de su belleza. 

Sri Lanka fue colonia europea durante tiempo. De aquel pasado, en el que llegaron a estas tierras los portugueses, neerlandeses e ingleses, quedan muchas huellas. Uno de los lugares en las que vamos a encontrar muchas muestras del paso de tanto visitante es la ciudad colonial de Galle, en el sur de la isla, situada a poco más de 100 kilómetros de Colombo, la capital del país. 

Los portugueses se establecieron en Galle en las postrimerías del siglo XVI. Ellos construyeron un fuerte que fue ampliado y reforzado por los siguientes visitantes del lugar: los neerlandeses, autores del Fuerte de Galle tal y como hoy lo conocemos y que en su día tenía el fin de proteger a la población. En la actualidad se ha convertido en el auténtico símbolo de la ciudad. 

El gran monumento rodea la ciudad antigua y, al igual que el resto del municipio, está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se encuentra frente al mar, en la bahía de Galle. Es un placer pasear por los bastiones del Fuerte y recorrer los callejones del viejo puerto de la población. 

En el interior del Fuerte también podemos visitar el Museo Nacional de Galle. Lo podemos visitar en el interior de uno de los edificios más antiguos construidos por los neerlandeses. En este espacio museístico podemos hacer un recorrido por la historia del lugar y contemplar algunas colecciones relacionadas con la industria artesanal de la población. 

El Faro de Galle es otro de los lugares populares y turísticos de este punto de Sri Lanka. Se encuentra dentro del área fortificada y posee una altura de más de 25 metros. Aunque no se puede acceder a su interior, la ubicación de este edificio, construido por los ingleses en la década de los 30 del siglo pasado, es espectacular y ofrece unas vistas fascinantes. 

Después de recorrer buena parte de la interesante historia de la ciudad, parece buena idea buscar un poco de relax en algunas de sus bonitas playas. Todas poseen aguas cristalinas e invitan a darse un buen chapuzón. Pero si queremos descubrir un auténtico tesoro, hemos de alejarnos unos 20 kilómetros de la población para disfrutar de la playa Hikkaduwa. Es un paraíso con unos ricos fondos marinos y lugar de reunión de muchos amantes del surf y del buceo.