​Paseando por Siena bajo el sol de la Toscana

La Toscana tiene algo especial que enamora. Esta región de Italia palpita con un corazón rural que resulta encantador. Paisajes idílicos bañados por el sol, viñedos formando hileras impecables, pequeños y tranquilos pueblos. Un escenario para soñar que, además, también ofrece una interesante historia y un rico patrimonio monumental. Es un lugar del país de la bota en el que a todos nos gustaría perdernos una temporada. 

Nos acercamos hasta un punto de la región en el que cipreses y pinos descansan tranquilos salpicando un paisaje ondulado y suave. En nuestro camino nos van saliendo al paso aromas de una gastronomía local que ha de saborearse con pausa y mimo. 

Estamos en Siena, una bonita ciudad cuyos orígenes se remontan a la época de los etruscos -unos mil años a.C.-. Está repleta de pequeñas y pintorescas calles adoquinadas y posee un centro histórico medieval declarado Patrimonio de la Humanidad que, entre otros encantos, luce orgulloso su rincón más espectacular: la Plaza del Campo, el lugar donde sucede todo. 

De grandes dimensiones y con forma ovalada, es una de las más espectaculares plazas medievales de toda Europa. En ella confluyen numerosas y estrechas calles, una de las cuales nos lleva, casi directamente, a otro de los puntos clave de la ciudad: la Catedral de Santa María de la Asunción, un precioso e imponente edificio de estilo románico-gótico.

Seguimos en la plaza del Campo, donde una de las construcciones más destacadas es el Palacio Público, sede actual del ayuntamiento de la ciudad. Fue construido en el siglo XIV y destaca por su altísimo campanario, llamado Torre de Mangia, de cerca de cien metros de altura y lugar habitual de selfies de todas las nacionalidades. 

La actividad en la plaza es incesante. Siempre está llena de vida y de personas que ocupan las terrazas de los numerosos locales o que se sientan e incluso se estiran sobre los adoquines para conversar, relajarse o dejarse alcanzar por algunos rayos de sol. Es precisamente en la Plaza del Campo donde tiene lugar una de las celebraciones más destacadas de toda Italia: la Fiesta del Palio, una curiosa carrera de caballos de origen medieval que se realiza dos veces al año coincidiendo con los meses del verano. Esta tradicional fiesta se mantiene fiel a sus orígenes medievales y para los habitantes de la ciudad es mucho más que una celebración anual, es un gran acontecimiento que genera motivos de conversación y reunión a lo largo de todo el año. Los sieneses lo viven y disfrutan entre fuertes emociones. 

En la Plaza del Campo también nos paramos en la Fuente de Gaia, conocida como la Fuente de la Alegría, lugar de referencia de la sociedad sienesa para encontrarse o quedar cuando han de verse o salir de fiesta. Su construcción se remonta a los primeros años del siglo XV. 

Aunque es la más destacada, no es la única plaza de Siena que merece una visita. La plaza del Mercado o la plaza Salimbeni también son lugares llenos de encanto. Esta última está abrazada por varios edificios históricos, muchos de ellos antiguos palacios cargados de historia. 

En un escenario como el que nos regala Siena, es un auténtico placer acercarse a una de sus terrazas y saborear una pizza blanca, llamada así porque se elabora sin tomate y únicamente con algún queso de la zona. En ocasiones, también la sirven sola, sin ingredientes, detalle que no nos importa, porque no necesitamos ningún aditamento en un lugar que nos ofrece tanta belleza.