Idílica y encantadora: así es Formentera, la más pequeña de las islas pitiusas

Abrazada por el mar Mediterráneo, la isla de Formentera, en la comunidad autónoma de Baleares, es un destino deseado por muchos. Junto a la popular Ibiza forman las conocidas como Pitiusas, nombre que les pusieron los griegos cuando descubrieron la gran población de pinos que alfombraba todo el territorio.

Formentera es pequeña en dimensiones, pero enorme en belleza. Conocerla es amarla, por ese motivo el sol nunca quiere alejarse demasiado de este pequeño trocito de paraíso. Esta isla balear, con sus poco más de 80 kilómetros cuadrados, es un territorio amable que se recorre fácilmente. De paseo, en bicicleta o alquilando una pequeña motocicleta es sencillo conocerla de punta a punta en muy poco tiempo. La experiencia es fascinante y, tras ella, nada mejor que buscar reposo en un alojamiento en Formentera con Voyage Privé.

La más meridional de las Baleares es un lugar ideal para alejar el estrés, un territorio que juega a sorprender al visitante con sus fascinantes rincones. Abundan las playas y pequeñas calas de aguas azul turquesa rodeadas del verde intenso que les proporciona la rica vegetación. Quizás la playa más conocida sea la popular Ses Illetes, un lugar de gran belleza gracias a sus aguas cristalinas y su blanca arena en un entorno de increíble naturaleza. Pero no es la única que exhibe una gran belleza: lugares como cala Saona, Es Pujols, Ses Platgetes o la playa de Migjor, una de las más grandes de Formentera, son, entre otras, escenarios fascinantes para evadirse y disfrutar.  

Recorrer las encantadoras localidades de la isla es otra de las cautivadoras propuestas de este punto de Baleares. Dado su pequeño tamaño, desde cualquiera de los pueblos de Formentera podemos movernos fácilmente y realizar excursiones y pequeñas escapadas a los diferentes núcleos de población de la isla. Son lugares marineros con sabor mediterráneo y carácter acogedor que miman al visitante. Poblaciones que combinan aspectos pintorescos y turísticos, que invitan al paseo y a disfrutar en sus terrazas de la buena gastronomía de la isla, compuesta de ricos manjares elaborados con productos del mar siguiendo la tradición culinaria y los sabores que caracterizan a la cocina mediterránea.

San Francisco Javier es la capital y principal población de Formentera. Aquí se encuentra el Ayuntamiento y los principales servicios. Es el centro del comercio de esta isla pitiusa. 

Existe un punto destacado en la isla que también merece una visita. Se trata del faro de la Mola, situado en el filo de un elevado acantilado sobre el mar, un lugar en el que los amaneceres y atardeceres son auténticos espectáculos naturales. Curiosamente, este lugar posee un vínculo que le une al conocido escritor Julio Verne. Buena muestra de ello es el monolito en cuya placa se recuerda al famoso autor como homenaje y agradecimiento por mencionar a Formentera en una de sus obras, concretamente en “Héctor Servadac”. Esta circunstancia ha provocado que el faro de la Mola sea para muchos el faro de Julio Verne.

Otro de los sorprendentes aspectos de Formentera son sus tradiciones. Los molinos que se conservan parecen recordarnos que la isla es mucho más que paisajes paradisíacos y disfrute al aire libre. Los molinos nos remontan al tiempo en el que los habitantes del lugar vivían de los recursos que les proporcionaba el campo. El más antiguo es el molino viejo de la Mola, una construcción del siglo XVIII en perfecto estado de conservación.

Formentera no defrauda. La tranquilidad y su increíble belleza natural son sus grandes sellos de identidad. Formentera es un lugar para vivir intensamente, para encontrar inspiración, para reencontrarse con la naturaleza, para alejar el estrés, para disfrutar de los pequeños momentos… 

Debido a sus pequeñas dimensiones, la isla no tiene aeropuerto. Sin embargo, es sencillo llegar hasta ella recorriendo un corto trayecto en ferri desde Ibiza, su isla hermana a la que podemos llegar también con avión, o saliendo en ferri desde la península, concretamente desde el puerto de Denia.

La isla de Formentera, la más pequeña de las Pitiusas, es una escapada mediterránea que nos recuerda que para encontrar el paraíso no es necesario ir muy lejos.