La provincia de Chubut es conocida por sus hermosos atractivos turísticos naturales, sin embargo, también lo es porque en esta provincia tuvo lugar uno de los asentamientos de inmigrantes más interesantes de Argentina: la colonización galesa en el valle inferior del Río Chubut. Tal es así, que muchos de los nombres actuales de las ciudades y pueblos en Chubut son galeses. Uno de ellos es Dolavon, un pueblo que se remonta a los días de la llegada de los primeros colonos galeses a la Patagonia. Su nombre proviene del galés y significa “Prado del río”, en referencia a la belleza de sus alrededores. Dolavon se encuentra a 35 kilómetros de la ciudad de Trelew, y es posible llegar a través de la Ruta Nacional N° 25.
El 28 de julio de 1865 llegó a las costas de Chubut un barco llamado “Mimosa”, el cual traía a los primeros pobladores galeses a la Patagonia. El mismo procedía del puerto inglés de Liverpool, en el que se trasladaban 153 colonos galeses. La llegada fue al Golfo Nuevo, en cercanías a la actual ciudad de Puerto Madryn. Debido a la falta de agua, los pobladores decidieron trasladarse hacia el valle inferior del Rio Chubut, dando origen al centro de la colonización galesa en la Patagonia.
Dolavon conserva muchas huellas de la colonización galesa del siglo XIX, como por ejemplo su canal de riego, el cual atraviesa el centro del pueblo. En Dolavon también se destacan las históricas norias, antiguos elementos de madera circulares con forma de ruedas, cuya función era la de levantar el agua de los numerosos canales de riego, los cuales fueron construidos hace más de un siglo por los colonos galeses. Al caminar por el pueblo, observamos el canal de riego que atraviesa el centro y su típica noria. Esta bella postal nos transporta a un clima que pareciera ser de otra época. En el pueblo se destacan las construcciones típicas de chapa y ladrillo (de origen galés), así como también las capillas.
Al visitar Dolavon nos damos cuenta que estamos en un pueblito típicamente galés, el cual bien podría estar ubicado en Gales. Todos los asentamientos galeses se caracterizan por ser muy verdes. Los primeros colonos galeses que se asentaron en la zona lo hicieron por la cercanía con el río, lo cual era clave para poder desarrollar nuevos pueblos. Los galeses trabajaron muy duro, soportando las duras inclemencias del clima en la Patagonia.
Los primeros tiempos fueron muy difíciles. Sin embargo, la comunidad se mantuvo unida. Al principio, fue muy difícil trabajar la tierra y llegaron a perder las cosechas en varias oportunidades por las crecidas del rio Chubut, y las inundaciones que estas causaban. Todo cambió cuando implementaron sistemas de riego y norias, lo cual determinaría el éxito de la comunidad.
Uno de los atractivos turísticos de Dolavon es el molinero harinero, el cual fue construido en 1927 para trabajar el trigo que los pioneros cosechaban en la región. Funcionó a hasta la década del 40, cuando el gobierno decidió subsidiar el trigo del norte del país, lo cual provocó la decadencia de los trigos en la Patagonia. El molino se encuentra intacto y en la actualidad es un museo.
En su patio posterior hay un restaurante llamado “La Molineda” donde se elabora cerveza artesanal patagónica, así como también ofrece otros productos típicos de la zona. Aunque la especialidad del restaurante son sus pastas elaboradas con harina procesada allí mismo. Es posible acceder a las visitas guiadas, la cuales tienen una duración de 45 minutos. Durante las visitas se les cuenta a los turistas a cerca del lugar y su historia, así como también se pone en funcionamiento la maquinaria del antiguo molinero.
Dolavon también se destaca por sus carnavales. Cada mes de febrero, es la sede de los carnavales más grandes de la provincia de Chubut. Es una tradición desde hace décadas, lo cual ha convertido a Dolavon es un verdadero “pueblo festivo”. Además de los integrantes locales, muchas otras carrozas y comparsas llegan de diferentes ciudades la provincia, tales como Trelew, Puerto Madryn y Rawson.
Los pueblitos galeses se destacan también por sus capillas. Y en Dolavon hay una de las tantas que merece ser visitada en el valle inferior del Río Chubut. Los colonos galeses que llegaron a Chubut se mantuvieron firmes en sus tradiciones religiosas. Para ellos la religión siempre fue muy importante. Hay un dicho muy conocido en la comunidad galesa que dice que “cuando un inglés llega a un lugar, lo primero que construye es un negocio; un americano una escuela; y un galés, una capilla”. Para los primeros galeses que llegaron, la Patagonia era una especie de “tierra prometida”. A miles de kilómetros de Gales, aquí serian “libres” y podrían hablar su idioma y profesar su religión, a diferencia de su patria, donde los ingleses los mantenían oprimidos, hasta el punto de prohibirles hablar en galés.
Los primeros edificios que construyeron para llevar a cabo las ceremonias religiosas al principio también funcionaban como escuelas y puntos de encuentro para conversar y tratar temas relacionados con la comunidad. Actualmente hay 16 capillas distribuidas en el valle inferior del río Chubut, las cuales forman parte de un valioso legado histórico. Las capillas se caracterizan por sus fachadas sobrias de ladrillos cocidos y sus techos de chapa a dos aguas. Hoy existe un circuito turístico denominado “la ruta de las capillas”, a través del cual es posible visitar las capillas de todas las ciudades chubutenses que ellos fundaron a lo largo del rio Chubut.
Una de ellas es la capilla Glan Alaw, la cual está cerca de la ruta provincial 7, en la zona cercada a Dolavon. La capilla fue inaugurada en 1887 y su nombre recuerda al donante del terreno, Owen Jones (Glan Alaw, en galés). La gran mayoría de los organizadores de la capilla pertenecían a la congregación metodista calvinista. La capilla se encuentra rodeada de árboles y una hermosa vegetación. Es un lugar muy tranquilo e ideal para relajarse, caminar y contemplar la belleza del lugar. El legado de los galeses se mantiene vivo en la actualidad. Cada año, el 28 de julio se celebra en Chubut el “Día del Desembarco”, el cual conmemora la llegada de los primeros colonos galeses. En esa fecha, en todas las capillas del valle del río Chubut se hacen ceremonias, una de ellas es servir el té acompañado de la típica “torta galesa”, una exquisitez que ningún turista debería perderse. También se realizan festivales de música y poesías en lengua galesa.
Dolavon nos ofrece la oportunidad de conocer más a cerca de los galeses y su legado histórico y cultural en la Patagonia. Su tranquilidad y sus paisajes también hacen que sea un destino que merezca ser visitado.
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