Nuestros pasos nos llevan hasta la isla de Skye, una tierra de paisajes impresionantes situada al norte de Escocia y unida a suelo británico por un puente. Estamos en un lugar de ambiente sugerente y algo misterioso, un territorio rico en leyendas que está bañado por el océano Atlántico.
Junto al potente azul del mar, aquí destaca el intenso verde que alfombra el terreno, un bello color que se ve salpicado por el blanco de algunas ovejas que reposan felices en este tranquilo punto del planeta.
La ciudad más grande de la isla es Portree, un bonito pueblo pesquero de unos 2.000 habitantes, un lugar encantador repleto de coquetas casas de colores, pequeñas tiendas y un agradable y alegre puerto. Esta población se refugia bajo un elevado acantilado y es el lugar ideal para encontrar alojamiento si tenemos la intención de realizar excursiones por la isla, escapadas como la que nosotros nos disponemos a hacer para descubrir uno de los grandes símbolos de este punto de Escocia.
Nuestro destino es un faro situado a menos de una hora de distancia por carretera de Portree. Hablamos de Neist Point, una de las grandes atracciones de Skye. Se encuentra en el extremo más occidental de la isla y está situado frente al mar sobre un bello acantilado, un gran brazo de tierra contra el que rompen enérgicas las aguas del océano.
El faro está en pie desde la primera década del siglo XX y su constructor, David Alan Stevenson, era miembro de una familia escocesa que durante generaciones se dedicó a la ingeniería y a la construcción de este tipo de instalaciones. Casi todos pertenecían al sector excepto Robert L. Stevenson (primo de David), quien prefirió destacar como uno de los grandes clásicos de la literatura del siglo XIX, escribiendo obras tan conocidas como ‘El extraño caso del doctor Jeckyll y el señor Hyde’ o ‘La isla del tesoro’.
Llegando a Neist Point encontramos una zona en la que poder dejar el vehículo e iniciar el trayecto hacía el faro. Un sendero nos llevará hasta nuestro destino a través de un paseo que es mejor realizar con un calzado adecuado, pues existe la posibilidad de encontrar algunos desniveles en el camino. El premio tras el esfuerzo es increíble: unas vistas espectaculares junto al bonito faro de color blanco, atardeceres fascinantes y, si hay suerte, avistamiento de alguna ballena o delfín que pase por la zona.
Neist Point es en la actualidad un edificio con historia, sin embargo, aún sigue funcionando y realizando su cometido como guía de naves. Ya no necesita la activación y el mantenimiento de un farero, porque se controla a distancia desde Edimburgo.
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