Nos acercamos al corazón de Europa. Nuestro destino se encuentra en Polonia, un país bañado por el Báltico y alfombrado de cordilleras montañosas, pintorescas colinas, densos bosques y numerosos lagos, sin olvidar sus atractivas e interesantes ciudades, como Cracovia o Varsovia, la capital.
Nuestros pasos nos llevan hasta Bobolice, un pequeño pueblo, de poco más de 4.000 habitantes, situado a unas tres horas por carretera de Varsovia. Este lugar esconde una imponente construcción medieval: el castillo de Bobolice, una fortaleza erigida en el siglo XIV por orden de Casimiro el Grande para defender su territorio de los reinos fronterizos.
El castillo, situado sobre una colina en la cercana aldea de Niegowa a una altitud de 360 metros sobre el nivel del mar, es una construcción de piedra caliza blanca rodeada por un frondoso bosque. Se encuentra ubicada en el mismo lugar en el que antes había un modesto fortín de madera.
A lo largo de su historia, el castillo de Bobolice ha sido residencia habitual de numerosas familias nobles. Por diferentes avatares, especialmente invasiones, el edificio quedó lamentablemente en ruinas, hasta que, entrado el siglo XXI, sus actuales propietarios llevaron a cabo una impresionante reconstrucción que proporcionó al castillo su actual imagen. También instalaron un hotel en el lugar.
El castillo de Bobolice forma parte de la ruta de los nidos de águila, un trayecto del sur del país que nos lleva desde Cracovia hasta Czestochowa, una ciudad conocida como capital espiritual de Polonia porque alberga el monasterio de la Virgen Negra, lugar de peregrinación de numerosos fieles de esta milagrosa imagen. La ruta, que nos invita a recorridos en coche, a pie o en bicicleta, transita por más de 150 kilómetros de paisajes increíbles y antiguos castillos. En los últimos años, esta ruta se ha convertido en una de las mayores atracciones turísticas de Polonia.
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