Visitamos Italia. En el tacón de la bota que dibuja el mapa del país se encuentra nuestro destino: la pequeña localidad de Melendugno, una población de cerca de 10.000 habitantes situada en la región de Puglia. El núcleo urbano vive ligado al mar Adriático, del que se encuentra a poca distancia, y en los meses más cálidos del año se llena de actividad. También sus playas de arena blanca y aguas cristalinas se convierten en un atractivo reclamo para los visitantes. Sin embargo, existe un gran monumento natural que se ha convertido en el gran protagonista de la zona: las formaciones rocosas de Torre Sant’Andrea.
La erosión del viento y las olas han creado con el paso del tiempo una auténtica obra de arte natural de roca blanca que adopta formas que nos recuerdan a puentes y túneles que emergen de un mar limpio y transparente, un lugar especialmente apreciado por los amantes del buceo. En este escenario también destacan los pequeños acantilados. El paisaje es espectacular: salvaje y virgen.
El nombre de este hermoso lugar se debe a una torre de vigilancia, construida en el siglo XVI, cuyos restos aún pueden verse en una de las playas del lugar.
A las pequeñas calas que forma el paisaje en Torre Sant’Andrea se llega a través de escaleras excavadas en la roca. Esta forma de acceso algo complicada ofrece la ventaja de garantizar una estancia tranquila en este entorno singular, lejos del bullicio y la masificación.
Un paseo, un refrescante baño, bucear, contemplar el paisaje o disfrutar de un fascinante atardecer son algunas de las opciones que nos ofrece este punto de Italia.
También podemos hacer algunas excursiones y descubrir localidades de la zona. Por supuesto, visita obligada es Melendugno, pero también podemos acercarnos hasta Otranto, una de las ciudades próximas y de las más conocidas de Puglia. Las callejuelas llenas de encanto invitan al paseo en esta población amurallada y pintoresca.
Escribe tu comentario