Existen lugares en el mundo que nos parecen postales, capturas fotográficas de esas que nos encanta contemplar con cierta añoranza, especialmente en esos momentos en los que las circunstancias nos impiden viajar. Nuestra imaginación se estimula y vuela con la imagen de una playa paradisíaca, con la visión del skyline de una ciudad cosmopolita, con un lago entre montañas o con un lugar como al que ahora dirigimos nuestros pasos.
Nuestro destino se llama Heiligenblut. Aquí la tranquilidad y la paz están aseguradas. El nombre de esta localidad de Austria significa ‘sagrada sangre’, aunque lejos del rojo, por este rincón del planeta predominan los tonos verdes, y también el blanco cuando la nieve hace acto de presencia. Nos encontramos en el estado de Carintia, a algo menos de tres horas por carretera de Salzburgo.
Estamos a los pies de la montaña Grossglockner, la más alta del país de Mozart, el vals y los cantos tiroleses. El paisaje que nos envuelve es impresionante. Este magnífico escenario natural está salpicado por pequeñas casas de madera que buena parte del año aparecen cubiertas por la nieve. Lo mismo le sucede a Heiligenblut, una pequeña localidad de unos mil habitantes rodeada de increíbles bosques alpinos.
La historia de la población se remonta al siglo XIII, aunque se tienen registros históricos que nos dirigen a mucho antes de Cristo. Fue en la Edad Media cuando la fama del lugar despegó gracias a ser uno de los puntos de esta zona del país dedicado a la extracción de oro. Actualmente, Heiligenblut es más conocida por las numerosas posibilidades que ofrece su entorno en el ámbito de los deportes de nieve. Incluso, desde el mismo pueblo se puede acceder al teleférico para ascender a la montaña.
Los habitantes de esta pintoresca localidad han sabido conservar sus tradiciones y sus costumbres gastronómicas, por lo que es un placer pasear por las calles de esta población austriaca y hacer algunas paradas en los restaurantes del lugar. En nuestro paseo nos llamará especialmente la atención la iglesia dedicada al mártir español San Vicente de Zaragoza, también conocido como San Vicente Mártir.
Este templo gótico se levantó en el siglo XV y su alta aguja y esbelta figura dominan todo el entorno. También su interior es imponente, además se cuenta que la Sangre de Cristo se encuentra aquí custodiada en un pequeño frasco de vidrio. La iglesia está rodeada por un pequeño cementerio exquisitamente adornado con flores y plantas que lo llenan de color.
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