Nos dirigimos a Omán, un lugar ubicado en la península arábiga que invita a soñar con escenarios que nos trasladan hasta Las mil y una noches, lugares en los que nos parece escuchar a Sherezade susurrándonos cientos de fascinantes historias. El Sultanato de Omán está rodeado de hermosas montañas que se acercan al mar y los omaníes son gentes orgullosas de su pueblo que acogen con amabilidad al visitante. Además, este país de intensa historia, gran tradición cultural y bellos paisajes, combina su esencia más tradicional y genuina con nuevos aires de modernidad.
Nuestro destino se encuentra en su capital: Mascate. Esta ciudad, ubicada a orillas del golfo de Omán, cuenta con una historia que se remonta al siglo VI a.C. y la presencia de su activo puerto le ha proporcionado gran notoriedad desde tiempos antiguos. La razón de encontrarnos en este punto del planeta se llama Gran Mezquita del sultán Qaboos.
Este increíble edificio es la mayor mezquita del Sultanato de Omán. No se trata de una construcción milenaria. Todo lo contrario. Esta joven creación nació en 2001 por iniciativa del sultán Qaboos, uno de los monarcas omaníes con más tiempo en el poder, ya que ocupó el trono desde 1970 hasta su muerte en enero de 2020. Cuando contaba con tres décadas en el poder, el sultán pensó que debía crear alguna obra monumental en honor a sus años de reinado y como reconocimiento a los habitantes de Omán. Así se materializó el que es en la actualidad el gran símbolo de la capital omaní.
Para la construcción de la Gran Mezquita del sultán Qaboos se invirtieron cerca de 300.000 toneladas de arenisca y en su interior tampoco se escatimó con los materiales y decoraciones. Destaca la presencia de suelos de mármol, preciosos mosaicos, enormes candelabros y colosales ornamentos, como la gran alfombra persa de más de 70 metros.
El exterior, rodeado por hermosos jardines, merece ser visto tanto por el día como por la noche, ya que cuando oscurece el edificio proyecta una preciosa imagen iluminada.
El minarete principal, la torre desde la que se llama a los fieles, tiene casi 100 metros de alto. Está acompañado de otros cuatro minaretes de menor altura.
El edificio es realmente impresionante y es la única mezquita de Omán abierta a los no musulmanes, aunque son muy estrictos con la forma de vestir del visitante a quien se le solicitan ciertas normas de obligado cumplimiento, invitándoles a descalzarse y llevar bien cubiertas zonas como los brazos, las piernas y el cabello en el caso de las mujeres.
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