Estamos en el cantón de Berna, en Suiza. Nos acercamos a la margen izquierda del lago Brienz, un lugar de bellas aguas color turquesa, bastante frías y poco profundas, rodeadas por un hermoso entorno alpino. Iniciamos un paseo ribereño por el lago para dirigirnos hasta nuestro destino: la pequeña comunidad de Iseltwald, conocida como ‘la perla de Brienz’.
La aldea alpina, de poco más de 400 habitantes, es un idílico y tranquilo punto de Suiza con una coqueta bahía que hace las delicias de los aficionados a la pesca, una de las muchas actividades al aire libre que ofrece este reposado pueblo alejado del bullicio.
Junto a Iseltwald se encuentran las cascadas Giessbach, consideradas de las más bellas del país. Estas impresionantes caídas de agua representan una de las atracciones turísticas más populares del lugar. Son catorce cascadas cuyas aguas acaban desembocando en el lago Brienz.
Muy cerca de los refrescantes saltos de agua nos impresionará ver un bonito edificio modernista. Se trata de un antiguo hotel junto al que se encuentra una estación del funicular en funcionamiento más antiguo de Suiza.
El castillo de Seeburg, también conocido como castillo de Iseltwald, es otro de los puntos de interés de la población. Se remonta a los inicios del siglo XX y es en la actualidad un reconocido de centro de congresos y eventos diversos.
Este punto de Suiza reúne a un buen grupo de pintorescas casitas de madera con tejados rojos dispersas por el bosque y en la orilla del lago. Algunas de ellas fueron construidas en el siglo XVI. En el lugar siguen conservando sus tradiciones y se desarrolla la vida en un ambiente rural en armonía con la naturaleza. El ambiente bucólico y la atractiva combinación de montañas y lago convierten al lugar en un destino para desconectar en el que sentiremos que el tiempo se ha detenido.
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