Nos acercamos a Indonesia, un país fascinante y variopinto del Sudeste Asiático que cuenta con más de 17.000 islas, muchas de ellas deshabitadas, en las que existen cerca de 400 etnias y se hablan 700 lenguas y dialectos diferentes. Estamos en un país de naturaleza privilegiada y repleta de contrastes: playas espectaculares, arrecifes, volcanes, montañas…
Nuestro destino se encuentra en Yogyakarta, una ciudad y provincia situada en la siempre atractiva isla de Java, uno de los destinos turísticos más destacados del país. Visitamos uno de los puntos de este territorio que más nos habla de su historia: el colosal templo Borobudur, lugar clave de peregrinación que está declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Con cerca de 1.300 años de antigüedad, Borobudur es el monumento budista más grande del planeta. Ocupa un área de 15.000 metros cuadrados y mide 32 metros de altura. Construido con dos millones de bloques de piedra, tiene forma piramidal y cuenta con cuatro pisos de galerías, además de tres terrazas con setenta capillas que guardan numerosas imágenes de Buda. Parece claro que la visita a este magnífico templo nos invita a ir ascendiendo sus diferentes alturas a través de escaleras y corredores hasta llegar a la parte más elevada de la estupa.
Esta impactante construcción, decorada con más de 500 estatuas de Buda, se asienta sobre una pequeña colina rodeada de volcanes, selvas y ríos. En el pasado los habitantes de este lugar lo abandonaron durante siglos sin explicación aparente y emigraron a otros puntos de Indonesia. Se cree que el culpable fue el monte Merapi y sus potentes erupciones. En la actualidad este volcán es todo un emblema en este lugar del planeta y un destino de imprescindible visita para los amantes de la naturaleza. Cuenta con casi 3.000 metros de altura y está considerado uno de los volcanes activos más peligrosos del mundo. La presencia de éste y de otros volcanes nos hace maravillarnos cuando pensamos en la gran resistencia al paso del tiempo y a las devastadoras sacudidas de estos montes de fuego que ha demostrado el templo, pues su estado de conservación es realmente bueno.
La sola visión de Borobudur ya es impresionante y deja casi sin aliento, pero también existe la opción de realizar excursiones para ver amanecer o atardecer en este histórico lugar, espectáculos ambos muy recomendables por su belleza.
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