Recorremos un espacio natural alfombrado de secuoyas que alzan sus copas hasta rozar el cielo como queriendo llamar la atención del resto del planeta. Visitamos el Parque Nacional Redwood. Este impresionante territorio estadounidense protege a las secuoyas rojas o secuoyas de California más altas del mundo, de hecho poseen el récord de altura entre las de su especie, ya que pueden superar con creces los 100 metros de altura. Son árboles impactantes que no solo llaman la atención por su magnífica imagen, sino también por su longevidad: pueden llegar a vivir entre 1.000 y 2.000 años. ¡Sería fascinante que pudieran hablar y escuchar sus interesantes historias sobre tiempos pasados!
Este parque es el hábitat natural de estos prodigios de la naturaleza. Parece claro que hemos venido hasta aquí para buscar las impactantes formas de estos majestuosos gigantes llenos de belleza.
El Parque Nacional Redwood, incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad, se encuentra en la zona costera del norte de California y forma parte de una red de parques repartidos por la región dedicados a proteger a sus grandes protagonistas: las secuoyas. Este punto de Estados Unidos es ideal para acampar, hacer senderismo, realizar recorridos a caballo y en bicicleta o dedicar el tiempo a una actividad tan recomendable como contemplar árboles y sentirse agradablemente sobrecogido ante sus increíbles dimensiones. Todos parecemos diminutos junto a estos enormes monumentos naturales.
Aunque son las auténticas protagonistas, las secuoyas no son el único atractivo de este parque norteamericano. El lugar nos regala también con poderosos ríos, bosques de robles, praderas y una larguísima costa virgen impresionante en la que, desde hace cientos de años, residen tribus de indios americanos, por lo que otro de los aspectos interesantes de este punto del planeta es conocer detalles sobre su interesante cultura. De hecho, es habitual ver demostraciones de bailes tradicionales a cargo de algunos miembros de las tribus en las que nos descubren la gran importancia del baile para la cultura indio-americana.
El oso negro es un vecino habitual de este territorio. No es extraño ver aparecer de pronto a uno de estos animalitos y notar que se siente molesto por ver invadido su hogar. La experiencia es emocionante, pero también entraña un innegable riesgo.
Escribe tu comentario