Visitamos uno de los paisajes más fotografiados de Argentina. Para ello nos desplazamos hasta la provincia de Jujuy, un territorio del noroeste del país repleto de encantos naturales que recibe a visitantes de todo el planeta, especialmente aquellos que gustan de disfrutar del turismo rural y de naturaleza.
Nuestros pasos nos van acercando hasta Purmamarca, nombre que significa ‘pueblo de la tierra virgen’, una tranquila población que mantiene orgullosa sus costumbres y antiguas tradiciones. En la localidad destaca su arquitectura colonial y la iglesia de Santa Rosa de Lima, un templo que data de mediados del siglo XVII.
Purmamarca se encuentra ubicada a los pies del impresionante enclave que hemos venido a buscar: el Cerro de los Siete Colores, montañas formadas por diferentes tipos de roca y una gran variedad de minerales que forman capas sedimentarias que le otorgan una espectacular variedad cromática. Verdes, rojizos, terrosos, blancos, morados, amarillos y marrones son las tonalidades que presenta este fascinante macizo montañoso que parece creado por la mano de un artista.
A primera hora de la mañana los rayos del sol comienzan a iluminar el Cerro de los Siete Colores consiguiendo efectos espectaculares y una panorámica que presenta cientos de matices diferentes. Si queremos contemplar de cerca la magia de estas montañas, podemos llegar caminando hasta la base del cerro a través de un paseo sencillo y agradable que parte del centro de la población.
Muy cerca, a algo más de una hora de distancia de Purmamarca, se encuentran las Serranías del Hornocal, otro paisaje montañoso impresionante que presenta un alegre estallido de colores. Los juegos cromáticos son tan variados que el lugar se ha ganado el sobrenombre de Cerro de los Catorce Colores.
Pero antes de dejar Purmamarca no debemos perdernos su tradicional feria de artesanía, un mercado repleto de piezas artesanales que siguen elaborándose con técnicas ancestrales. Además, también no gustará poner la guinda a esta aventura con una buena fotografía junto al histórico algarrobo de la población, un imponente árbol con casi 700 años de existencia que siempre ha formado parte de la historia del lugar.
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