Ruta por el Big Sur y su serpenteante carretera sobre acantilados

Nos dirigimos al estado norteamericano de California. Vamos a iniciar nuestra aventura al ritmo de la música de los geniales Beach Boys. Visitando este destino de Estados Unidos entenderemos por qué las canciones del chispeante grupo tenían esas buenas vibraciones. Vamos a conocer el Big Sur, una de las regiones menos pobladas de California y un territorio que ofrece una de las rutas más bellas del planeta.

Recorremos la llamada Carretera 1. Bordeamos la costa a lo largo de más de 350 kilómetros y en este camino serpenteante nos acompañan los destellos del océano Pacífico, bosques de secuoyas, vertiginosos acantilados, playas casi vírgenes y muchas sorpresas que nos van saliendo al paso. La diversidad y la belleza paisajística de este recorrido son fascinantes, así como sus tesoros naturales, protegidos en diferentes reservas dispuestas a lo largo del trayecto.

Sobre nuestras cabezas vemos sobrevolar a los famosos cóndores de California, ave poderosa que en la actualidad se encuentra en riesgo de extinción. Estamos llegando a uno de los rincones más encantadores de la ruta: la playa del Parque Estatal Julia Pfeiffer, llamado así en honor a una respetada vecina del lugar. Este paraje espectacular nos regala con una cascada que se acerca al mar. 

Otro de los puntos que merecen una parada es el puente Bixby, una construcción impresionante, realizada en la primera mitad del siglo XX, con diferentes miradores para deleitarnos con el paisaje o inmortalizarnos con él. El puente nos eleva a más de 80 metros de altura sobre el río Creek.

Nuestro camino está animado también por la visión de algunos faros solitarios, como el emblemático de Point Sur, una construcción del siglo XIX que conserva en su interior las estancias de los fareros y la herrería de la época.

También nos regala una imagen bellísima el faro de Pigeon Point. Es contemporáneo del anterior y lleva a gala ser el más alto de la costa oeste.

Esta ruta de naturaleza salvaje también nos ofrece puntos de parada que no son tan salvajes. A lo largo del trayecto vamos a encontrar alojamientos, algunos de ellos de lujo, lugares de retiro que proporcionan paz y relax, algunos restaurantes en lo alto de los acantilados, espacios para acampar… Sin duda, Big Sur satisface muchos de esos deseos con los que todo viajero ha soñado alguna vez.